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Amando de Miguel

Palabras y política

El desprecio por las formas legales es típico del fascismo. Es uno de los rasgos de cierta izquierda española, precisamente la que luego tilda de "fascistas" (o peor, el "facherío") a los liberales.

Eduardo Fernández-Fournier lamenta que en este rincón de las palabras se hable tanto de cuestiones lingüísticas y menos de análisis políticos. Bien, esta seccioncilla está dedicada a la lengua, y, a través de ella, a los contenidos que dan cuerpo a muchas polémicas ideológicas. Intentaré desarrollar algo más la secuela política de las discusiones sobre el léxico.

Concretamente, me pide don Eduardo un comentario sobre la política del actual presidente del Gobierno que legisla a favor de las regiones ricas, País Vasco y Cataluña. Vamos a ello. En primer lugar, esa política no es exclusiva del actual Gobierno del PSOE, sino de casi todos los Gobiernos que en España han sido desde Cánovas hace más de un siglo. A pesar de la cual, Cataluña y el País Vasco ya no son las regiones más ricas. Madrid y Baleares están hoy a la cabeza, y lo estarían más si se computara la llamada "economía sumergida". El hecho de que Cataluña y el País Vasco han resultado favorecidas por casi todos los Gobiernos desde hace más de un siglo se debe a la continua amenaza del nacionalismo, hoy llamado soberanismo o autodeterminación. Pero llega un momento en que esa misma amenaza se vuelve contra los intereses de esas dos regiones privilegiadas. La prueba es que ya no ostentan la primacía económica de la que han gozado durante un siglo. El error máximo ha sido el intento último de borrar el idioma castellano o español de la vida pública, y aun de la privada, en Cataluña y País Vasco. Vano intento, por cierto, que supondrá un nuevo retraso para esas dos regiones.

José María Navia-Osorio sigue deleitando con sus tribulaciones administrativas. Ganó el recurso contra los jefes del PSOE que le habían degradado en su carrera de funcionario, por la razón de que el recurrente es del PP. Pues bien, los jefes han recurrido a su vez, por lo que habrá que esperar un par de años a que se resuelva el caso. Cuenta don José María otras venalidades de la Administración de Asturias, pero por el momento haremos gracia de tan penosas historias.

Sigue don José María por sus fueros respecto a la significación de nabab. De acuerdo con el DRAE, el nabab es tanto el gobernador de una provincia en la India musulmana como un hombre sumamente rico. Don José María prefiere quedarse con la significación de "los funcionarios ingleses de la Compañía de la India que se enriquecían en la India y volvían millonarios a Inglaterra". Ese enriquecimiento se hacía especialmente llamativo con los whigs (la izquierda moderada de entonces) en el poder. El argumento de don José María da pie para aplicarlo al caso español. No se puede decir que los socialistas sean los ricos, pero sí que algunos que se enriquecen de forma espectacular lo hacen bajo la égida socialista.

La política se presta mucho al humor. El incansable José María establece el llamado "teorema de la atracción político-monetaria de Navia-Osorio". Dice así:

Reunido un número "n" de políticos socialistas en torno a una cantidad "x" de dinero ajeno se producirá una atracción irresistible de manos "m" de los socialistas "n" en dirección al dinero". Matemáticamente se expresa así: m=n.X/K. Donde K es una constante (y nunca mejor dicho lo de constante).

Sigue, animoso, don José María: "estoy trabajando en el segundo teorema de Navia-Osorio que es algo así como "si ante una habitación oscura en la que hay una cantidad de dinero se juntan en su puerta socialistas, nacionalistas, comunistas y peperos se producirá una avalancha de los primeros impidiendo la entrada a los peperos. Transcurrido un pequeño lapso de tiempo el dinero habrá desaparecido y todos acusarán al del PP que se ha quedado fuera de la habitación". Hay que afinarlo y buscar la fórmula matemática pero me temo que va ser una de esas fórmulas modernas del tipo de "la teoría de los juegos" que me superan.

Ángel Aponte razona que la manifestación contra el terrorismo convocada por la UGT reunió a mucha menos gente que la de las manifestaciones convocadas por la AVT. Cierto es. No deja de ser curioso que en la manifestación de la UGT no ondearan banderas españolas y casi todas las pancartas parecían salidas de la misma factoría. Lo más extraño es que en esa "marcha" (como ahora se dice con un nuevo anglicismo) no hubiera ninguna representación de las víctimas del terrorismo.

Emilio Castellote contrapone el hecho de que España esté en el grupo de las economías más avanzadas del mundo y tenga un Gobierno "nacido de unas elecciones impulsadas por la onda expansiva del 11-M". Es más, el presidente de ese Gobierno no tiene "más bagaje político en su haber que unas siglas, ZP, agregadas a su propaganda electoral". Añade sarcástico: "¿Se imaginan a semejante personaje [Zapatero] de presidente ejecutivo de una de las ocho primeras empresas del mundo?". Se contesta: "[No], en la actividad económica no sería posible" tener un presidente con los "fallos de interlocución" que despliega Zapatero. Don Emilio echa en falta una legislación dura que castigue a los políticos que sean ineptos.

Ya saben todos los libertarios que en este rinconcillo de las palabras se interpreta la realidad política y las ideas todas como un producto del léxico. Aclaradas las palabras, se iluminan las ideas y la realidad se muestra nítida. Es una suerte de nominalismo de andar por casa. Véase una muestra de la deseada claridad interpretativa en este sustancioso párrafo de Julián González García:

De todos modos creo que el dislate más gordo que he escuchado fue hace algunos años, un provecto locutor decía que un determinado señor pateaba sin penalidad, conseguí averiguar que se refería a un golfista que le daba con el palito a la bola sin ninguna penalización.

Me pide don Julián que conteste a la pregunta sobre la lógica del 11-M. Difícil me lo pone. Los beneficiarios del 11-M son los actuales gobernantes, quienes se sirvieron de una parte adicta de los funcionarios de la Policía y aledaños para conseguir sus objetivos. No estaban muy seguros del éxito, pero corrieron el riesgo y ganaron. Su gran palanca fue el previo dominio del grueso de los medios de comunicación, no tanto por el control de la propiedad o de la gestión como a través de los periodistas. De donde se deduce que lo importante es el medio, es decir, el dominio de la palabra.

Alfonso González desliza un sagaz comentario: "¿Cómo nos puede extrañar que el PSOE llame papelito al Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, si ellos lo propusieron para poderlo traicionar inmediatamente?". Añado que el desprecio por las formas legales es típico del fascismo. Es uno de los rasgos de cierta izquierda española, precisamente la que luego tilda de "fascistas" (o peor, el "facherío") a los liberales. Al final, se prueba mi tesis: la polémica política es cuestión de palabras.

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