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Ignacio Villa

La España de Ermua que Zapatero ignora

El presidente del Gobierno quiere ignorar que el sábado salió España a la calle. La España de Ermua, de la libertad, de la democracia y de la transición. La verdadera España del consenso, sin exclusiones y sin sectarismos.

La pataleta y el enfado del partido socialista en torno a algo que debería ser un asunto menor, como es que un acto cívico se cierre con el himno del país donde éste tiene lugar, es la señal más clara de la preocupación con que observan lo ocurrido el sábado en las calles de Madrid. En la manifestación del Foro Ermua estaban representados la mayoría de los españoles, muchos de ellos votantes socialistas. Pero no estaba el Gobierno, no estaba el PSOE (aunque sí dirigentes como Rosa Díez, aunque a título personal) ni tampoco los nacionalistas vascos.  Nada nuevo.

Zapatero empezó presionando a las víctimas del terrorismo, más tarde intentó engañar a todos los españoles con el proceso de rendición, luego procuró quitar trascendencia al atentado de ETA en Barajas en el que asesinó a dos ciudadanos ecuatorianos inocentes y ahora ningunea a España. Sabe que cada vez está más sólo, que cada vez está más aislado y que cada vez cuenta con menos apoyos. Sabe perfectamente que el sábado en Madrid había en la calle muchas personas que lo votaron el año 2004, muchos de los cuales no votarán más al PSOE, al menos mientras él u otros como él estén en su dirección. Pero Zapatero no escucha a nada que no sea su propia y engreída voz, de modo que persistirá en una huida hacia ninguna parte que acabará suponiendo su suicidio político. Si no fuera por lo que va a destruir en el intento, sería para alegrarse.

El presidente del Gobierno quiere ignorar que el sábado salió España a la calle. La España de Ermua, de la libertad, de la democracia y de la transición. La verdadera España del consenso, sin exclusiones y sin sectarismos. La España de derechas y de izquierdas que quiere que la Nación siga en pie. La manifestación del sábado no se organizó en contra de nadie en concreto sino a favor de la libertad y, por tanto, de negociar ningún atributo de esa libertad con terroristas. Es cierto, eso sí, que Zapatero se ha convertido por elección propia en un obstáculo para esa libertad. Pero de eso no tienen la culpa los cientos de miles de personas que se echaron a las calles de Madrid.

Dos días después de la manifestación organizada por el Foro Ermua, lo único que ha quedado claro es que el Gobierno no está dispuesto a rectificar. No quieren salirse del guión de la rendición del Estado de Derecho a los terroristas. Su soberbia se lo impide.

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