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Larry Elder

En busca del voto negro

No soy ningún santo pero no dejé embarazada a ninguna prostituta como Jesse Jackson. Y tampoco acusé de violación a ningún inocente como hizo Sharpton. Simplemente no lo entiendo.

Riiiing... Riiiing...

Dick Morris and Associates, consultores políticos. ¿Puedo ayudarle?

– Soy el senador Barack Obama. ¿Está Dick?

– Un momento, senador.

Clic.

– ¡Barack! ¿Qué tal estás? Me alegro de oírte.

– Dick, creo que tengo un pequeño problema, y sé que eres el hombre adecuado para ayudarme.

– Soy todo oídos.

– Mira, antes de que tu relación con Bill Clinton se echase a perder, lograste que saliera elegido, y después reelegido, con más del 90% del voto negro.

– Bueno, no me gusta presumir, pero...

– Según las últimas encuestas, estoy teniendo algunos problemas con el voto negro. El 52% dice preferir a Hillary y sólo el 28% me votaría. Obviamente estoy recortando distancias con respecto a ella, por lo que sé que está nerviosa, pero todavía no es suficiente.

– Desde luego, el 28% no bastará.

– ¡Dímelo a mi! Estoy a favor de la discriminación positiva, del control de armas, de la seguridad social universal, y en contra de los recortes fiscales a los ricos. Y estaba en contra de la guerra antes de que se pusiera de moda. Soy un hombre de familia con dos hijas. No soy ningún santo pero no dejé embarazada a ninguna prostituta como Jesse Jackson. Y tampoco acusé de violación a ningún inocente como hizo Sharpton. Simplemente no lo entiendo.

– Bien, deja que mire el ordenador. Veamos... el reverendo Al Sharpton se presentó a senador por Nueva York en 1994 y obtuvo el 70% del voto negro. Se presentó a la alcaldía de Nueva York en 1997 y obtuvo el 85% del voto negro. Bastante impresionante.

– ¿Tuviste algo que ver con eso?

– Bueno, no me gusta presumir, pero...

– Y Jesse Jackson lo hizo aún mejor.

– Deja que mire... Ah, sí, aquí está. Jackson se presentó a presidente en el 84 y obtuvo el 77% del voto negro. Se presentó de nuevo en el 88 y obtuvo el 92%.

– Así que, ¿qué debería hacer?

– Bueno, verás, Obama, todo depende de lo bien que captes el sentir de la calle.

– ¿El sentir de la calle?

– ¿Recuerdas cuando la gente atacó la actitud del presidente Bush hacia Nueva Orleáns durante el huracán Katrina?

– Sí.

– La gente decía que demostraba lo que sentía Bush hacia los negros.

– Sí.

– Bueno, pues tú achacaste la respuesta del Gobierno a la clase, no a la raza.

– Oye, hasta Spike Lee dijo que era un problema de clase, no de raza.

– Los detalles cuentan, Barack. ¿Te interesa ganar esta carrera o solamente dar unas cuantas vueltas?

– Vale, vale, ¿qué tengo que hacer?

– Bueno, podrías acudir a uno de esos programas nocturnos como hizo Bill y sacar de repente tu saxo.

– No toco el saxo.

– Vaya. Entonces podrías sacar el Belafonte que llevas dentro.

– ¿El Belafonte?

– Sí, lánzate a la yugular de Condi Rice y Colin Powell. Llámalos "negros sometidos", ya sabes, vendidos.

– Pero yo respeto a Condi y Colin.

– ¿Y qué tal esto? Métete en problemas con los federales. Di después que el Departamento de Justicia te está persiguiendo injustamente. Luego cometes perjurio y obstrucción a la justicia y finalmente acusas al presidente de intentar hundir a un buen hombre.

– ¿¡¿Qué?!?!

– A Clinton le funcionó.

– ¿Le funcionó?

– ¿Estás de coña? Después de los problemas de Clinton Whitewater/Lewinsky, su tasa de popularidad entre los negros pasó del 60% en el 97 al 85% en el 98.

– Pero...

– Haz memoria. Toni Morrison llamaba a Clinton "el primer presidente negro". De modo que lo de la Lewinsky iba de que "el sistema" intentaba impedir que "el hermano Clinton" cuidase del negro.

– Chorradas.

– ¿Y qué tal esto? Haz un anuncio como el que hizo el ex director de Chrysler, Lee Lacocca, con el rapero Snoop Dogg. Pero en su lugar, pon a Fitty Cent.

– ¿Fifty Cent?

– No, Fitty.

– ¿Fifty?

– No, Fitty.

– ¿Fifty?

– No, Fitty. Ves, ese es el problema. Tú dices "Fifty" cuando es "Fitty". No coges el sentir de la calle.

– Pero...

– Vale, vale, vale. ¿Recuerdas a Marion Barry, ex alcalde de Washington D.C.?

– Sí.

– Los polis lo cogieron fumando crack en un vídeo. Cuando lo trincaron, dijo de la mujer que estaba con él que "La zorra me enganchó". Pasó un poco de tiempo en la cárcel, salió, culpó al presidente y salió elegido a la junta de Washington D.C. Después se presentó y salió reelegido alcalde. Eso, amigo mío, es captar el sentir de la calle.

– ¿Tuviste algo que ver con eso?

– Bueno, no me gusta presumir, pero....

– No creo que mi mujer...

– Vamos a ver. No quieres jugar la baza racial con el Katrina. No te gusta lo de Condi y Colin. A tu mujer no le gustará esto o lo otro. Mira, cuando vayas en serio, vuelve a llamarme. Hablamos luego, Barack. Me llaman por la otra línea...

Clic.

– ¡Senadora Clinton! ¿Qué tal le va? ¡Cuánto tiempo!.. ¿Qué?.. ¿Quiere mi consejo para conservar el voto negro? Bueno, no me gusta presumir, pero...

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