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Emilio J. González

Acciona y la mano del Gobierno

Este Gobierno que tanto criticaba al PP por sus injerencias en la vida de las empresas, en vez de dejarlas plena libertad de actuación, no solo interfiere más que el Ejecutivo anterior, sino que lo hace de forma burda y con fines altamente discutibles.

¿Qué hay detrás de la resistencia numantina de Acciona a vender su participación en Endesa? La constructora presidida por José Manuel Entrecanales acumula en estos momentos importantes plusvalías, generadas en muy poco tiempo, con su 21% del capital de la eléctrica y lo lógico, tal y como están las cosas en estos momentos, es que se desprendiera de la misma, recogiera los beneficios y liquidara los créditos contraídos para embarcarse en semejante operación. Sin embargo, la constructora, lejos de plantearse semejante actitud lógica, no solo insiste en no vender sino que llegó a valorar los títulos de Endesa en una cantidad desorbitada de entre 48 y 58 euros por acción, frente a los 38,75 euros ofrecidos por E.On.

La persistente negativa de la constructora, una vez que los fondos de inversión han anunciado su intención de vender, lo que sugiere que probablemente hará lo mismo la mayoría de los accionistas minoritarios, carece de toda lógica, sobre todo cuando comenta que no venderá si E.On no consigue hacerse con una mayoría de control. Acciona, probablemente, no podrá saber si la eléctrica alemana ha obtenido esa mayoría hasta que haya terminado el proceso de aceptación. En consecuencia, cabría pensar, desde esta óptica, que lo que pretende la constructora es, una vez concluida la OPA, presionar a E.On para obtener un precio todavía mejor. Sin embargo, el presidente de E.On ya ha empezado a mandar mensajes en contra de semejante posibilidad, advirtiendo a Acciona que podría llevar a cabo un recorte del dividendo de Endesa, creándole entonces serios problemas a la constructora para financiar los créditos contraídos para entrar en la eléctrica. Y aún así, Acciona sigue en sus trece. Por consiguiente, las cosas tienen otra naturaleza.

Acciona sigue empeñada en articular en torno suyo un núcleo español dentro de Endesa que permita controlar la eléctrica, exactamente lo mismo que quiere el Gobierno. Sin embargo, todas las gestiones que ha realizado el Ejecutivo durante los pasados meses para encontrar compañeros de viaje para la constructora se han saldado con un rotundo fracaso por tratarse, a fin de cuentas, de una operación política a la que Acciona se ha prestado a jugar, como Sacyr lo hizo en su momento con el intento de asalto al BBVA y lo está haciendo ahora con la entrada en Repsol. Este Gobierno que tanto criticaba al PP por sus injerencias en la vida de las empresas, en vez de dejarlas plena libertad de actuación, no solo interfiere más que el Ejecutivo anterior, sino que lo hace de forma burda y con fines altamente discutibles.

Esta es la lógica que subyace en la resistencia de Acciona a vender su participación en Endesa. La constructora entró en la operación con el apoyo del Gobierno y ahora tiene que pagar un precio, el de permanecer dentro de Endesa contra viento y marea para que, a través suyo, el Ejecutivo pueda tratar de ejercer cierta influencia dentro de la eléctrica o, si las cosas no salen como piensa E.On, hacerse con su control de forma indirecta. En este sentido, la estrategia de Acciona no puede separarse de las presiones que está recibiendo Caja Madrid desde varios frentes para que no venda a los alemanes su 10% de la compañía y lo sume al 21% de la constructora. En este contexto, las críticas vertidas contra el Gobierno español por el ex canciller alemán Gerhard Schroeder ante el rey cobran pleno sentido acerca de la verdadera naturaleza de lo que se está dirimiendo estos días.

El problema es que, en todo este asunto de controlar Endesa, el Gobierno está prácticamente solo. El Ejecutivo no encuentra aliados que puedan sumarse a Acciona y apenas le queda ya capacidad de maniobra en todo este asunto que inició él mismo con su pretensión de entregar Endesa a Gas Natural poco menos que gratis. Es la mano del Gobierno la que, en última instancia, mueve los pocos hilos que le quedan en esta operación que, desde sus comienzos, ha tenido una naturaleza política clara. La perseverancia de Acciona en su actitud obedece a los mismos motivos.

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