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Juan Carlos Girauta

¡Pedroooooo...!

¿Está dispuesto a tanto el portavoz del SUP? Él, ¿y cuántos más?

A lo mejor habrá que pedirle a Penélope Cruz que se encargue ella de requerir su presencia: ¡Pedroooooo...! Pero no la del Pedro de la Mancha de cuyo nombre nos acordamos todos, sino la del Pedro de los Tedax, nombre invocado por el "siniestro personaje" que lleva la portavocía del SUP, según descripción de la CEP.

¡Pedroooooo...! Levántate y habla. Habla aunque sea de espaldas a las cámaras, habla aunque lo hagas por teléfono y con la voz distorsionada, habla aun a costa de revelar tu identidad. Pero habla. No permitas que un policía amenace en tu nombre al presidente de los Peones Negros, a un periodista, a un ciudadano. No te dejes usar como instrumento para tratar de acallar a un hombre libre por la vía del miedo.

Que conste que ni el SUP entero ni ninguna otra correa de transmisión del PSOE iban a lograr el objetivo perseguido. A Luis del Pino no le van a cerrar la boca. Y si se la cierran en una habitación donde no exista el Estado de Derecho (un espacio que el socialismo ha habilitado repetidamente a lo largo de la historia, y me refiero tanto al socialismo real como al socialismo español), acto seguido tendrían que pasar por la misma checa a decenas de miles: los que cada día 11 exigimos en la calle la verdad sobre las matanzas de Madrid. Y luego tendrían que someter al mismo tratamiento a los millones de españoles dignos que no están dispuestos a aceptar la existencia de dependencias policiales ajenas al Estado de Derecho.

¿Está dispuesto a tanto el portavoz del SUP? Él, ¿y cuántos más? Se ha metido en un jardín que sólo puede acabar ante los jueces. Estas cosas, en los Estados de Derecho cuyas reglas tanto molestan al SUP, las dirime la justicia. Y si al SUP no le molesta el Estado de Derecho, que se desmarque inmediatamente, que salga otro portavoz y desautorice y condene las amenazas de Correal del mismo modo que lo han hecho sus compañeros de la CEP, quienes han calificado las sombrías palabras arrojadas contra nuestro querido y admirado Luis del Pino de "fascistas" y "propias de un matoncillo". Y que, afortunadamente, han defendido lo evidente: el derecho de los periodistas a investigar y el de cualquier ciudadano a discrepar.

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