Menú
EDITORIAL

El cordón parlamentario

Han hecho estallar la última carga de dinamita que quedaba adosada a la ya exhausta Ley de Partidos y, con ella, al Pacto Antiterrorista

No ha habido que esperar demasiado tiempo para que Zapatero y sus socios, que son todas las fuerzas políticas del Congreso, apliquen la doctrina titiritera del "cordón sanitario" contra el PP. En el debate del martes, donde el popular Astarloa presentó la proposición no de Ley para ilegalizar al Partido Comunista de las Tierras Vascas, el Parlamento fue un clamor en su contra. Todos, absolutamente todos los diputados de todos los partidos políticos a excepción de los del PP votaron airados en contra de la proposición.

Evidentemente, a estas alturas no es ningún secreto que el PCTV o EHAK es un reducto donde se ha refugiado cierto sector de la antigua Batasuna con querencia a las instituciones y a pastar del presupuesto. Tampoco lo es que, tras el atentado de la terminal del aeropuerto de Barajas, los responsables del partido se negaron a condenarlo optando por el siempre socorrido silencio. Y, por último, ninguno de los presentes en la cámara baja es ajeno a que el PCTV es un instrumento en manos de Batasuna porque, como ya se dijo en su momento, es harto dudoso que los hombres de Otegi regalen sus votos a un partido que no controlan directamente.

La cúpula del PCTV es una burda copia de la tristemente célebre Mesa Nacional de Batasuna, tanto en sus postulados programáticos como en su reacción ante la violencia y los asesinatos etarras. Y no sólo eso. Los informes policiales del año 2005 ya apuntaban que, detrás de unas nuevas siglas, se agrupaban miembros de la formación abertzale que había sido ilegalizada tras comprobarse que formaba parte de una banda terrorista. De hecho, en aquel mismo año, el Tribunal Supremo frenó en seco una operación de camuflaje político parecida cuando cortó las alas a otro partido de semejante corte: Aukera Guztiak, iniciativa de corta vida que dio paso a la revitalización de las siglas PCTV de la mano de dos desconocidas que, por coincidir en el nombre de pila, pasó a ser llamado el "partido de las nekanes".

Todas estas evidencias no han servido de nada en la sede la soberanía nacional. Los 180 diputados del bloque gubernamental que se han conjurado para boicotear a la oposición han hecho algo más que chafar la tarde a Ignacio Astarloa. Han hecho estallar la última carga de dinamita que quedaba adosada a la ya exhausta Ley de Partidos y, con ella, al Pacto Antiterrorista. Y todo a menos de meses del último crimen de la ETA que se llevó por delante la vida de dos inocentes.

Cuesta realmente entender el por qué de este cainismo estúpido en asuntos que son vitales para la democracia y para la Nación en sí. La palabrería de Zapatero que sucedió a la bomba de la T-4 cuando aseguró querer llegar a un acuerdo firme con el Partido Popular en materia de terrorismo se ha quedado en nada seis semanas después. Y es que, muy probablemente, Zapatero no quiso ni ha querido nunca ceder un ápice ante la oposición. La mano tendida y la moderación de la que hacía gala hace poco más de un mes era simple fingimiento para seguir adelante con su plan maestro de no se sabe bien qué a no se sabe bien qué precio.

En España

    0
    comentarios