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EDITORIAL

El boicot al vino, en tregua electoral

Si algo hay que reprochar al sector vitivinícola es, precisamente, no haber diseñado estrategias conjuntas con el sector sidrero y cervecero de nuestro país contra las liberticidas pretensiones gubernamentales.

La ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, ha anunciado que el Gobierno ha decidido "interrumpir" la tramitación del proyecto de ley del alcohol por haberse convertido en un tema de "confrontación" y de "enfrentamiento electoral". El anuncio se produce horas después de que el Ministerio de Sanidad y el sector vitivinícola suspendiesen las negociaciones por la obstinación de la ministra por incluir al vino en una paternalista y liberticida legislación que, además de tratar a los ciudadanos como irresponsables menores de edad, trata al vino como una peligrosa bebida alcohólica, cuya comercialización y difusión debe ser restringida.

Aunque la suspensión de este delirante proyecto gubernamental sea una buena noticia para un país que, como España, es el viñedo más extenso del mundo, las propias palabras de la ministra alimentan las sospechas de varias asociaciones de que la marcha atrás del Gobierno no se trate más que de una maniobra electoral que aplace la tramitación de la ley hasta después de las elecciones.

Prueba de que Salgado no sólo no piensa dimitir sino que no renuncia a sus pretensiones intervencionistas ha sido su último argumento en pro de la inclusión del vino en esa lista de "bebidas peligrosas": que si no lo hace con el vino por tener entre 10 y 12 grados de alcohol también debería excluir a bebidas con menos grados como la cerveza o la sidra.

Por el contrario, si algo hay que reprochar al sector vitivinícola es, precisamente, no haber aunado fuerzas contra las liberticidas pretensiones gubernamentales con el sector sidrero y cervecero de nuestro país, cuya inclusión en esa lista de "bebidas peligrosas" es tan ridícula como la del vino. En cualquier caso, aun están a tiempo de hacerlo, si Salgado y su "Ejercito de Salvación" vuelven a la carga pasadas las elecciones.

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