Menú
Luis Hernández Arroyo

Las sinrazones del BCE

Eso sí, Trichet puede dormir tranquilo: ¿quién se acuerda ahora del nombre del gobernador del Banco de Japón que mandó subir los tipos al 8% una vez que los mercados financieros se había hundido a su nivel más bajo en la historia?

Todo apunta a que el 8 de marzo el BCE volverá a subir tipos hasta el 3,75%. Las propias declaraciones de halcón de su presidente Trichet le obligan a no retroceder. Todo banco emisor tiene que medir los efectos, contrapuestos, de sus decisiones entre su prestigio y sus efectos reales. Da la impresión de que el BCE, pese a todo su secretismo antidemocrático, o precisamente debido a ello, no acaba de conciliar bien ambos objetivos.

Si lo comparamos con la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, encontramos un BCE un tanto ansioso por demostrar su dureza en un contexto que muchos califican como de crecimiento no tan sólido como para realizar alardes, además de una tasa de inflación inferior al 2%. Más preocupantes son las razones que Trichet aduce para mostrarse duro y volver a disparar: una es que la próxima subida del IVA en Alemania podría aumentar la inflación. Otra, que la famosa M3, o "primer pilar" de las decisiones del BCE, está creciendo al 9,7%.

La primera tiene varias formas de rebatirse, pero la principal es ésta: la subida del IVA no tiene por qué suponer un aumento en el nivel de precios, sino un cambio en los precios relativos en contra del consumo: provocará más probablemente un efecto negativo en el consumo. La segunda es una paranoia que el BCE se empeña en defender, cuando todos los bancos centrales exitosos, como los citados más arriba, han abandonado esta guía de política monetaria. Hace ya 20 años que la libertad de movimientos de capital ha restado toda significación a las variaciones del las M3, que ya no guardan relación con el gasto. Es un anacronismo del tal calibre que el mantenella y no enmendalla del BCE sólo se explica por el poco arraigo que tiene en la sociedad a la que gobierna con casi total impunidad y a la que no rinde cuentas de sus éxitos y fracasos más que ante un parlamento europeo aún menos representativo que él, que ya es decir. Leo en la prensa que en las encuestas casi nadie sabe quién es Trichet, el responsable del valor de ese euro que todos se ufanan en usar, igual que sucedía en Estados Unidos con Greenspan...

Pues nada es automático, y la falta de representatividad se paga al final con el descrédito, como demuestra el caso del malhadado Banco de Japón, que con sus altos tipos mantuvo en deflación y estancada su economía durante más de una década (y parece que vuelve a las andadas). No todo consiste en subir tipos.

Eso sí, Trichet puede dormir tranquilo: ¿quién se acuerda ahora del nombre del gobernador del Banco de Japón que mandó subir los tipos al 8% una vez que los mercados financieros se había hundido a su nivel más bajo en la historia? Que sepamos, ni siquiera se hizo el harakiri. Afortunadamente, claro.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios