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Carlos Semprún Maura

El cementerio de elefantes

El domingo, en un plató de televisión, Philippe Sollers declaró que una mujer presidenta era algo tan emocionante, tan simbólico, tan novedoso, tan mágico, que las bobadas, contradicciones y otras memeces de Ségolène no tenía la menor importancia.

Ségolène Royal no ha perdido aún las elecciones, pero sí su apuesta fundamental. Iba a realizar su campaña presidencial sola en un cara a cara directo con los franceses, después de que éstos se hubieran confesado ante ella durante semanas a través de Internet. Así comenzó, sola, soberbia y boba, y acabó en el infierno y no en el paraíso prometido. Los sondeos eran cada vez peores; Eric Besson, el economista oficial del Partido Socialista y de la campaña, harto de tantas chorradas, dimite no sólo de la campaña sino también del partido; los hombres del aparato sociata gruñen; los tránsfugas de Ségolène se pasan a François Bayrou en masa y éste sube en "intención de voto" de 7% a 14% en pocos días. Entonces Ségolène, como Tarzán de los Monos García, llama a los elefantes y estos, patosos, portadores de varias derrotas, la última en 2002, acuden.

El nuevo comité electoral de Segolène está compuesto de trece (¡lagarto, lagarto!) elefantes notables y algún gorila. Son dos mujeres y once hombres. ¡Viva la defensa de la condición femenina! Las mujeres son Martine Aubry, la madonna de las 35 horas, e Yvette Roudy, muy conocida en su casa a la hora de almorzar. Los elefantes son los de siempre (aunque se note la ausencia de Michel Rocard): Laurent Fabius, Dominique Strauss-Kahn y hasta Lionel Jospin. Jack Lang ya estaba antes. Y como guinda en el pastel, Bernard Kouchner, que es un trepa patológico. Estos últimos meses quiso ser candidato a las presidenciales y no lo logró, luego presidente de la OMS y falló, luego lugarteniente de la nada, o sea, Javier Solana, y fracasó, y hasta enseñó sus pantorrillas a Sarkozy en balde. Ahora está en la escudería Royal. Entrevistado sobre su reciente compromiso, hizo declaraciones aperturistas: Sarkozy es inteligente, su programa tiene cosas buenas, Bayrou lo mismo, hay que evitar la crispación y los enfrentamientos. Inmediatamente, Jack Lang le dio con su abanico en los nudillos: ¡Zopenco! ¡Nuestro enemigo es la derecha!

Queda por ver si esto va a convencer a los electores y, por ejemplo si los puntos ganados en los sondeos por Bayrou van a volver a Ségolène o no. Aparte de su lema demagógico (Ni izquierda, ni derecha), Bayrou no tiene ni gobierno ni programa, sólo su fe europea, pero la Europa que defiende es la de Robert Schumann y el Tratado de Roma. Un cadáver.

El domingo, en un plató de televisión, Philippe Sollers declaró que una mujer presidenta era algo tan emocionante, tan simbólico, tan novedoso, tan mágico, que las bobadas, contradicciones y otras memeces de Ségolène no tenía la menor importancia. A su lado estaba Alain Minc, presidente del Consejo Editorial de Le Monde, que declaró que votaría por Nicolas Sarkozy.

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