El fisco mexicano recauda menos, pese a tener tasas impositivas más altas que muchos otros países de la región. Algunos culpan a la evasión fiscal por esa baja recaudación, pero esta no es la razón principal, sino más bien una consecuencia del complicado e ineficaz sistema fiscal. A lo largo de los años, diversos grupos de presión han logrado excepciones fiscales que dificultan la recaudación de los impuestos, a la vez que facilitan la evasión.
Debido a la globalización y a la creciente competencia internacional, la tendencia de los regímenes fiscales es reducir el impuesto sobre la renta y generalizar los impuestos al consumo. Si comparamos el régimen fiscal chileno con el mexicano apreciaremos claramente los beneficios de tasas generalizadas al consumo y de bajas tasas impositivas a las empresas.
En México, las empresas pagan un impuesto sobre la renta del 28%, mientras que en Chile es del 17%. En México la recaudación fiscal equivale al 10% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que en Chile alcanza el 16%.
En Chile, el impuestos sobre las ventas es del 19% versus el 15% en México. A pesar de ese impuesto, que según algunos analistas golpea a los más pobres, Chile es el país latinoamericano que más éxito ha logrado reduciendo la pobreza. La política de castigar a las empresas con altos impuestos sobre la renta impide no sólo una mayor recaudación sino también un crecimiento económico más rápido. El PIB chileno aumentó a una tasa promedio del 4,4% durante los últimos seis años, mientras que México lo hizo al 2,3%.
Debido en parte a su bajo impuesto del 20% a las empresas extranjeras y un IVA del 17%, China es el país que atrae más inversión extranjera, logrando así el más alto crecimiento económico y la más rápida reducción de los niveles de pobreza.
Se requiere un sistema fiscal moderno para superar los cuellos de botella en la economía que impiden un mayor crecimiento y una mayor transparencia de las finanzas públicas.
