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Comandante Pelosi

Resulta del todo imposible encontrar alguna lógica a la propuesta demócrata de retirada, sobre todo tras el unánime apoyo que mostraron en la designación del general David Petraeus como responsable de la nueva estrategia norteamericana en Irak.

Establecer un calendario para la retirada de Irak no es la solución. "Cuando los miembros del Congreso no hablan de victoria sino de límites de tiempo, plazos y otras medidas arbitrarias, simplemente le están diciendo al enemigo que mire el reloj y nos aceche", ha dicho Cheney. Pero los demócratas se han empeñado en convertir en ley su plan para lograr una salida "ordenada y responsable" de las tropas norteamericanas en Irak, un empeño que no significa que tengan una idea clara y definida sobre la situación.


Según el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, Irak es una distracción en la guerra global contra el terror, motivo más que suficiente para empezar a retirar a los soldados. ¿Qué pasaría después con Al-Qaeda, con Irán, con la lucha entre chiítas y sunníes, con el terrorismo internacional en el mundo? No tienen ni una sola respuesta para todas estas cuestiones porque su plan de retirada sólo responde al objetivo de conquistar votos en Estados Unidos. No tiene en cuenta ni los intereses de Irak ni mucho menos el de los ciudadanos iraquíes.

Resulta del todo imposible encontrar alguna lógica a la propuesta demócrata de retirada, sobre todo tras el unánime apoyo que ellos mismos mostraron en la designación del general David Petraeus como responsable de la nueva estrategia norteamericana en Irak. Ese apoyo fue, en cierta manera, la aceptación de la tesis de Bush de que aún hay alguna esperanza, aunque sea débil. El Washington Post, un periódico no afín a la Administración Bush, destroza el nuevo "plan Pelosi" en un reciente editorial: "La propuesta de los demócratas no es más que un intento de imponer unas particulares directrices en una guerra sin tener en cuenta la guerra en sí misma". Resulta absurdo que ahora la speaker Nancy Pelosi trate de gestionar el conflicto y el futuro de la sociedad iraquí con arbitrarios calendarios de retirada entrometiéndose y poniendo en peligro la estrategia militar. El Congreso debe ser responsable y ejercer como tal.

Era de esperar que la Casa Blanca amenazara con el veto ante tan descabellados planes. Más aún: George W. Bush ha solicitado más dinero al Congreso para enviar 4.700 soldados más a Irak, que habrá que sumar al refuerzo de 21.500 tropas aprobado en enero. En una carta remitida a Nancy Pelosi el presidente norteamericano afirma que la petición servirá para establecer un Irak democrático, seguro y libre del terrorismo. Por ahora, quedémonos con los últimos datos sobre la disminución de la violencia en Bagdad, aunque sea con cautela.

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