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Michelle Malkin

¿Todas las noticias que merece la pena pagar?

¿Puede imaginar lo que gritarían y se reirían los expertos en ética periodística de justificaciones tan retorcidas al pago por una exclusiva si el culpable no fuera el New York Times?

El New York Times se enorgullece del periodismo ético que practica. La empresa presume de tener un "manual de valores y prácticas" de 57 páginas para su redacción. "Nuestra mayor fuerza", entona el periódico, "es la autoridad y la reputación del Times".

El año pasado, el ex reportero del Times Kurt Eichenwald recibía uno de los incontables galardones entregados al personal del muy ético y acreditado periódico, un premio de la Universidad de Oregón a la ética en el periodismo. Eichenwald fue galardonado "por preservar la integridad editorial de una importante noticia al tiempo que se esforzaba por ayudar a su fuente, Justin Berry, mientras informaba de la implicación de Berry en un asunto de pornografía infantil". El jurado elogiaba a Eichenwald por ir más allá de la información y ayudar a Berry a escapar del comercio pornográfico, facilitando la participación de Berry en el procesamiento de los adultos implicados.

Eichenwald y Berry acudieron juntos a una audiencia del Congreso, al programa Today con Katie Couric y al sofá de Oprah Winfrey, donde al cruzado Eichenwald se le atribuyó el mérito de "salvar a Justin". El jurado de la Universidad de Oregón estaba "impresionado" por las decisiones éticas tomadas por Eichenwald y el ético y acreditado Times, así como por su "transparencia".

Pero ahora viene el resto de la historia: resulta que Eichenwald entregó en circunstancias extrañas 2.000 dólares a Berry, la fuente principal y el protagonista del sólido reportaje de investigación de Eichenwald sobre pornografía infantil vía webcam publicado en la portada del Times en el 2005.

Eichenwald no dio a conocer el pago. El Times solamente reconoció que se había hecho después de que "emergiera" hace una semana en un proceso criminal relacionado con el reportaje. El pago se hizo en junio del 2005. La noticia se publicó en diciembre del 2005. El Times no reconoció su falta de transparencia hasta el 6 de marzo del 2007, cuando en una nota del editor revelaba:

Eichenwald no dio a conocer a sus editores o lectores que había enviado a Berry un cheque por valor de 2.000 dólares. [...] El cheque debería haber sido dado a conocer a editores y lectores, al igual que las demás acciones en defensa del joven que Eichenwald, que dejó el Times el pasado otoño, describía en su artículo y en su ensayo.

Eichenwald y el ético y acreditado Times han ofrecido unas explicaciones sobre el pago que huelen mal. Ciertamente, estas excusas no pasarían ninguna prueba olfativa del propio Times si fuera cualquiera de sus competidores quien hubiera cometido el mismo pecado.

Eichenwald dice ahora que su esposa y él trazaron un plan como "ciudadanos particulares" para entregar el dinero con el fin de conocer el verdadero nombre y dirección del adolescente. "Si puedo probar, basándome en esa información, que es un menor, contactaremos con las fuerzas del orden. De lo contrario, invertiremos el dinero con la esperanza de obtener más información que pueda ilustrar la idea", explicaba en la página web del blogger Jim Romenesko.

El periódico también afirma que Eichenwald simplemente intentaba mantener el contacto con el chico por preocupación por su seguridad, y que no estaba actuando como periodista cuando envió el dinero. Pero en un margen publicado con su noticia de diciembre del 2005, Eichenwald mascullaba un tono muy distinto. Menos humanitario, más periodístico e investigador:

La única manera de saber si Justin era real, decidí, era reunirme con él en persona. Y para hacer eso, tenía que ganarle la confianza de quien quiera que respondiera a su nick en la pantalla. En el Times, es una práctica estándar que el reportero se identifique desde el principio, pero hacerlo demasiado pronto significaría que podría no conocer la verdad nunca. Decidí intentar implicarlo en una conversación y persuadirle de reunirse conmigo. En ese momento, daría a conocer mi identidad y solamente entonces comenzaría la verdadera investigación que podría utilizar en un artículo...

Poco después, propuse reunirnos en Los Angeles, y Justin accedió. Mi esposa Teresa, a la que había mantenido al tanto de lo que sucedía, temía que pudiera ser una trampa, y me hizo prometer que tomaría precauciones. Lo dice, pero cuando vi a Justin en el aeropuerto, me tranquilicé. Aunque tenía 18 años, parecía mucho más joven y físicamente incapaz de hacerme daño.

Inmediatamente me identifiqué como reportero del Times y Justin, aunque con reservas, siguió hablando conmigo; durante más de una hora hablamos de mi carrera como periodista hasta que estuvo dispuesto a proceder. Durante los dos días siguientes, entrevisté a la persona que ahora sé que es Justin Berry.

La familia del chico ha reintegrado ya el pago que se transformó de dinero de rescate a préstamo, y de ahí a no-préstamo. Eichenwald afirma:

El dinero no fue entregado a cambio de información, y no fue proporcionado a una fuente. El dinero no fue un "préstamo" (los préstamos se conceden con la expectativa de reintegro. No había tal expectativa cuando se entregó el dinero). El dinero no fue abonado a cambio de que Justin se reuniera conmigo.

Eichenwald dice que Berry compró juguetes con el dinero. Pero también dice que Berry "había cogido dinero bueno convirtiéndolo en algo malo". ¿Cómo?

Eichenwald también se enfurece si alguien cuestiona sus excusas. Afirma que estaba "aturdido" y que lo olvidó, hasta que aparentemente recuperó su memoria durante un juicio criminal. Dijo a Jon Friedman, de Marketwatch, que simplemente "se me fue de la cabeza en el curso" de los acontecimientos. "Que pagué a cambio de la noticia es la conclusión simple y rápida a la que se está llegando", aseguró Eichenwald, "pero no es lo que sucedió".

¿Puede imaginar lo que gritarían y se reirían los expertos en ética periodística de justificaciones tan retorcidas al pago por una exclusiva si el culpable no fuera el New York Times?

"Es esencial que preservemos una independencia profesional, libre de cualquier atisbo de parcialidad", imparte el código ético del Times. Haz lo que digo, no lo que hago, ¿no, vieja dama gris?

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