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Ricardo Medina Macías

De la pancarta al escaño

Graduarse de la pancarta callejera al escaño legislativo no es una tarea fácil. Requiere cierto adiestramiento que permita transformar al gritón de marchas y bloqueos en político capaz de argumentar por sí solo

Con el auxilio del prestigiado método de Dora, la exploradora, alguien podría enseñarles a unos cuantos legisladores las diferencias básicas entre enarbolar una pancarta y legislar. En resumen, se trata de una diferencia tan grande como la que hay entre "manada" e "individuo", "muchos" y "uno" o "espasmo" y "razonamiento".

Graduarse de la pancarta callejera al escaño legislativo no es una tarea fácil. Requiere cierto adiestramiento que permita transformar al gritón de marchas y bloqueos en político capaz de argumentar por sí solo, expresarse con cierta articulación sintáctica y sujetarse a reglas propias de lo que se llama "actividad parlamentaria", como son aguardar su turno para subir a la tribuna, ordenar su perorata con cierta lógica, sujetarse a un límite máximo de tiempo para su exposición, abstenerse de proferir vocablos soeces y gritos onomatopéyicos...

El probado método didáctico para preescolares de Dora, la exploradora les podría servir con ese propósito. No me anima otro fin que ayudar a los compañeros y compañeras de algunos partidos de izquierda a dejar de ser objeto de burla por mostrar tan patente inadaptabilidad a sus nuevas tareas.

Imaginemos un amiguito de Dora en problemas y lo llamaremos Juanito Belicoso. Juanito intuye –sería excesivo decir que "sabe"– que debe oponerse a las iniciativas de ley que provengan de "la derecha" (vaga denominación que engloba todo aquello que proviene de otro partido y que no haya sido autorizado por el instructor del rebaño o líder de la bancada), pero está claro que no sabe cómo hacerlo. En su arsenal de recursos sólo encuentra el grito, la pancarta y la toma violenta de la tribuna. ¡Juanito está en problemas y necesita la ayuda de nuestra amiguita Dora y su famosa mochila!

Paso a paso, con abundancia de reiteraciones y con representaciones gráficas y auditivas, puede lograrse la transformación de Juanito Belicoso en un legislador aceptable bajo las normas latinoamericanas. Ejemplo: "Juanito, veamos qué trae en su mochila nuestra amiguita Dora: Constitución, Reglamento de la Cámara, leyes secundarias, bases de datos, diccionarios. Ahora, piensa qué puedes hacer tú con esos objetos para evitar el ridículo".

Y así sucesivamente. Entiendo que no es una tarea fácil, pero alguien tiene que hacerla. Es una inversión con el mejor rendimiento: capital intelectual.

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