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Ignacio Villa

Los nervios del PSOE son producto de la desesperación

Sólo pueden sacar una ventaja política con esta estrategia: remover las aguas para despistar y cambiar el centro del debate. Es un rédito que tiene un recorrido muy pequeño y es de dudosa utilidad.

La comparecencia matinal del socialista Blanco para dar lectura a otro comunicado más contra el Partido Popular por el 11 de marzo puede considerarse la prueba definitiva que demuestra que el PSOE y el Gobierno están de los nervios no sólo ante lo que pueda salir en el juicio por la matanza de Atocha, sino incluso por lo que ya se ha dicho en la Casa de Campo.

¿A cuento de que vienen estas palabras de Blanco contra el PP, furibundas, rastreras y torticeras? El único motivo es que la versión oficial sobre los atentados se está desplomando, que cada vez más españoles tienen claro que la autoría y el diseño de la matanza no puede ser obra exclusiva de los encausados y que, por lo tanto, toda la teoría de Ferraz sobre las mentiras del Gobierno del PP, en la que de hecho basaron su victoria electoral, se está deshaciendo a una velocidad de vértigo.

El PSOE intenta utilizar, de nuevo, los atentados del 11 de marzo. Lo hizo en los días siguientes a la masacre rompiendo el día de reflexión y azuzando de esa forma a esas manifestaciones tan poco espontáneas ante las sedes del Partido Popular. Aparte de una portada de El País, cabe preguntarse qué pensarán en Moncloa y Ferraz para lanzarse de esta manera a roer el hueso que les sirve Prisa. Para ello no han dudado en violar su propia promesa, tan ficticia como todas las demás, de no hacer declaraciones durante el desarrollo del juicio por respeto a la labor de los jueces. Los nervios de Blanco ante lo que se está viendo en la Casa de Campo son los nervios de todo el PSOE, Zapatero incluido.

Es imposible de entender que el PSOE vuelva a intoxicar con el 11 de marzo, a no ser que sus dirigentes sientan verdadero pavor por lo que se les pueda venir encima. Los socialistas, que utilizaron el atentado de Madrid para atacar al Gobierno del PP, que contemplaron complacientes el golpe mediático de aquellos días, que alimentaron sin remordimientos el acoso a la sedes del PP y que rompieron el día de reflexión con Rubalcaba al frente, sólo pueden sacar una ventaja política con esta estrategia: remover las aguas para despistar y cambiar el centro del debate. Es un rédito que tiene un recorrido muy pequeño y es de dudosa utilidad. Es cierto que las municipales y autonómicas están a la vuelta de la esquina, pero a estas alturas lo único que los españoles quieren saber sobre el 11 de marzo es la verdad, una verdad que ha sido sistemáticamente escondida desde el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

Blanco ha cometido este jueves un error que va más allá de sus habituales torpezas lingüísticas, al abrir un debate sobre el 11 de marzo que al PSOE no le interesa nada que vuelva a estar sobre la mesa. Si lo sabían, es que saben que deben resguardarse ante lo que se les viene encima. Será bien gordo.

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