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El mal ejemplo de Argelia debería guiar a ZP

El Gobierno argelino excarceló a unos dos mil quinientos terroristas, más los casi trescientos que firmaron su rendición hasta otoño de 2006. Las buenas intenciones de los argelinos honrados han caído en saco roto.

Zapatero debe estar rebosante de felicidad después del baño de multitudes afines que se ha dado el fin de semana. Seguro que ofertas para escribir letras musicales no le faltan. Sin embargo, en su discurso no ha hecho referencia alguna a la realidad terrorista que tenemos encima, salvo para hacer oposición de la oposición y seguir acusando al Partido Popular de desleal, cuando sabemos hace tiempo que mientras ofrecía un Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo al Gobierno de Aznar ya estaba en conversaciones con el entorno abertzale. Según el presidente, todo está bajo control gracias a un "proceso de paz" que consiste en ceder al chantaje terrorista.

Zapatero podría mirar el ejemplo de lo que ha ocurrido en Argelia para no caer en la tentación de hacer algo parecido en España, aunque ya hay algunos signos que apuntan a ese camino. Nos referimos a la amnistía que promovió el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, en 2005, con el fin de facilitar la reconciliación nacional con los islamistas radicales, que desembocó en la Carta por la Paz y la Reconciliación respaldada en referéndum por el pueblo argelino. Esta carta ofrecía amnistía a cambio de renunciar a la violencia.

El Gobierno argelino excarceló a unos dos mil quinientos terroristas, más los casi trescientos que firmaron su rendición hasta otoño de 2006. Las buenas intenciones de los argelinos honrados han caído en saco roto. El resultado ha sido el atentado perpetrado por el grupo salafista que se denomina Al Qaeda en el Magreb.

Zapatero debería apreciar que las barbas de nuestro vecino del sur están más que trasquiladas y poner las suyas a remojo. Al margen de recordarle que la Policía está dando datos suficientes como para estar prevenidos ante posibles atentados islamistas en territorio español, el tema central de estas líneas es recordar que Zapatero lleva tres años embarcado en un mal llamado proceso de paz con ETA, que está teniendo capítulos tan vergonzantes como que el mejor defensor de Otegi sea la Fiscalía General del Estado, o la excarcelación de De Juana Chaos, que comparte una tarde de compras con su novia, mientras los partidos políticos que no son nacionalistas se han visto y deseado para completar las listas electorales ante el miedo de la gente a jugarse las piernas o un tiro en la nuca. La gota que ha colmado el vaso ha sido la confirmación de la Guardia Civil de que ETA planeó utilizar la firma ANV para sustituir a Batasuna en 2004, sello que ha presentado 96 candidaturas para los comicios de mayo, más las 152 plataformas consideradas sospechosas.

Zapatero ha negado siempre que pretenda ofrecer una amnistía al entramado etarra, pero la realidad es lo suficientemente clara como para estar preocupados, sobre todo cuando el Fiscal General de Estado nombrado por él hace declaraciones inoportunas que delatan cada día un poco más este proceso de rendición. Se empieza por aceptar una tregua trampa, pasando por una tarde de ocio en compañía femenina, y se acaba con listas electorales que devuelvan a ETA a la legalidad, con todos los beneficios sociales y económicos que ello conlleva para la banda. Es un tipo de amnistía como otro cualquiera.

Los terroristas lo son siempre, con o sin beneficios por parte del Estado de Derecho. El sitio natural de los terroristas es la cárcel y el camino a seguir es que cumplan íntegramente las penas. Las treguas, amnistías y demás prebendas sólo sirven para darles balones de oxígeno en tiempos de vacas flacas, que aprovechan para rearmarse y buscar nuevos objetivos.

Los argelinos han salido más que escaldados de su mala experiencia. Zapatero debería aprender en casa ajena, aunque sólo sea por una vez.

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