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Policía contra Guardia Civil

El comisario Telesforo Rubio, practicó una purga implacable en el seno de esta comisaría, sustituyendo a la mayoría de los veteranos expertos en ETA por personas de la confianza política del PSOE o, al menos, por funcionarios más dóciles

Las diferencias hechas públicas ayer por Baltasar Garzón entre los informes remitidos a la Audiencia Nacional por el Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil sobre el partido Acción Nacionalista Vasca, el nuevo caballo de Troya utilizado por Batasuna para los próximos comicios municipales, ha puesto en evidencia la existencia de fuertes divergencias entre ambos cuerpos policiales respecto al proceso de negociación con ETA y el futuro de la lucha antiterrorista.

La Guardia Civil no parece haberse dado por aludida por el proceso abierto por Zapatero. El servicio de información de este Cuerpo ha mantenido abiertas todas sus operaciones y ha colaborado decisivamente en la mayoría de las detenciones efectuadas en los últimos meses por la policía francesa, pese a ser consciente de que nada desagradaba más al Gobierno que esa permanente diligencia. La importante detención de la célula terrorista reconstruida en Guipúzcoa ha demostrado que la Guardia Civil no ha dado un minuto de tregua a la banda durante su supuesto alto el fuego. La Benemérita ha demostrado así ser un seguro de vida con el que cubrir, al menos parcialmente, los riesgos que acarreaba inevitablemente la temeraria política de negociación con los terroristas emprendida por el presidente del Gobierno.

En sentido contrario, el Gobierno ha convertido a la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía en el principal instrumento para dar cobertura a su proceso de negociación con los terroristas. Su anterior jefe, el comisario Telesforo Rubio, practicó una purga implacable en el seno de esta comisaría, sustituyendo a la mayoría de los veteranos expertos en ETA por personas de la confianza política del PSOE o, al menos, por funcionarios más dóciles a las directrices políticas de sus jefes. Así, no sólo se decretó, por orden del Gobierno, una tregua policial para facilitar el proceso de negociación, sino que se ha llegado al extremo de protagonizar chivatazos a miembros de la banda terroristas sobre operaciones policiales que conducían a la detención de alguno de sus miembros.

El último informe del CNP pone además de manifiesto la verdadera voluntad del Gobierno para que Batasuna pueda finalmente presentarse a las próximas elecciones municipales bajo el disfraz de ANV. Tras el visto bueno inicial de la vicepresidenta De la Vega a este partido en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la petición expresa del PSE para que se les deje concurrir y la ambigüedad mostrada por Rubalcaba sobre las pruebas existentes que relacionan directamente a este partido con ETA, este informe de la Policía serviría para dar una apariencia de legalidad a esta decisión política.

Finalmente, el hecho de que una Dirección General única remita a la Audiencia Nacional dos informes no sólo distintos sino contradictorios sobre una cuestión tan crucial para la lucha contra el terrorismo es una buena muestra de que la coordinación reina por su ausencia en ese caos en el que se ha convertido el Ministerio del Interior. Lo que es seguro es que si Rubalcaba es el encargado de fusionar ambos documentos, seguro que el informe final se parecerá mucho más al de la Policía que al de la Guardia Civil.

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