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Pablo Molina

El amigo de los abuelillos

El documental fue emitido hace nada en la cadena de Milikito. Si se levantara de su tumba el gran Fofó igual le sacudía con el cencerro.

Wyoming es un gran humorista, dicho sea sin el menor sarcasmo. Particularmente es uno de los pocos "representantes de la cultura" que soporto, porque le reconozco un gran talento a pesar de que lo utilice únicamente para atacar a la gente de derechas. Y es una pena, porque la izquierda cultureta ofrece a diario incontables motivos de guasa, que un tipo inteligente como él podría explotar sin apenas esfuerzo gracias a su facilidad para la ironía inteligente.


Es asombroso que una clase política formada por un Moratinos, una Carmen Calvo o un José Blanco, pongamos por caso, no suscite el menor interés en alguien con esa facilidad para la parodia política. Cualquier presentador de la televisión nocturna en Estados Unidos mataría a su suegra por contar con un elenco político tan sugestivo como el que disfrutamos aquí, pero es lo que tiene el sectarismo ideológico, que uno es capaz de perjudicar su propia carrera profesional antes de dar un balido más alto que otro, no sea que los guachimanes de la ortodoxia progresista cierren el acceso al pesebre.

El último proyecto del autodenominado Gran Wyoming (excelente nombre artístico para un antiamericano vocacional), consiste en un documental en defensa del doctor Montes y su estrategia terapéutica para acabar con el sufrimiento de los abueletes. Está muy bien; cada uno es libre de engrandecer el séptimo arte de la forma que estime pertinente, siempre que asuma los costes de la aventura. Ocurrió con la serie de documentales cometidos por las gentes de nuestro cine para acabar con Aznar (con su etapa de gobierno, me refiero), que también pagaron de su bolsillo y, aunque no fue a verlos ni El Tato cuando se proyectaron en las salas comerciales, lo cierto es que tras la victoria de ZP muchos de los autores rentabilizaron el descomunal esfuerzo creativo desarrollado. O sea, que sí, que había motivo.

La Azotea de Wyoming, espacio de late night con que la nueva dirección de RTVE vino a lustrar su parrilla tras la heroica victoria de las fuerzas de progreso en 2004, tuvo una acogida discreta. Más que discreta digamos que fue un soberbio batacazo, porque una televisión pública no retira un programa por baja audiencia a no ser que el leñazo sea descomunal. Mas como El Gran Arquitecto aprieta, pero no ahoga, Wyoming ha encontrado un hueco en La Sexta, lugar en el que los índices de audiencia no tienen la menor importancia porque la parrilla en su conjunto tiende al cero absoluto.

El artista rindió visita hace unos días al programa radiofónico de Gemma Nierga para publicitar su nuevo documental, y fue allí, en ese marco incomparable, donde acusó al consejero Lamela de haberse hecho rico de forma harto sospechosa a través de una empresa de la que no supo dar su nombre exacto. La única prueba que aportó en el programa de la Nierga fue: "esto lo he leído enEl País, en la sección de hemeroteca", que como elemento de convicción no está nada mal. El documental fue emitido hace nada en la cadena de Milikito. Si se levantara de su tumba el gran Fofó igual le sacudía con el cencerro.

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