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Amando de Miguel

Ortografía, sintaxis y estilo

Joaquín Gabriel Rodríguez-Oviedo recogió esta frase de Luis del Olmo en el acto de otorgamiento del micrófono de oro a Federico Jiménez Losantos: "A continuación el último premio de la noche, que no por ser el último no deja de ser el menos importante".

José Félix Talegón (Madrid, oriundo de Zamora) anda inquieto con la ambigüedad de los dos participios: imprimido e impreso. ¿Cuál debe emplearse? Muy sencillo. Las dos formas son válidas. Si acaso, en la práctica resulta mejor decir "ha impreso" y "está impreso", pero esa es una regla a ojo de buen cubero que yo me he inventado. Por lo general, el participio (y no digamos el adjetivo) impreso es el que se acepta mejor.

Alejandro Atienza Ramos confiesa que está a punto "de desarrollar casi una paranoia con palabras de profesiones en femenino". Pregunta si hay alguna regla sobre el particular. Pues sí: el uso. Decimos tranquilamente "la abogada" (entre otras razones porque está en la Salve), pero no "la generala", "la perita" o "la bombera". La tendencia es inevitable: a la larga se manejarán los dos sexos según las personas. Hay nombres comunes que empiezan a exigir los dos géneros: cliente (-ta), testigo (-a). No creo que esa tendencia sea motivo de paranoia. Peor es lo de "hombres y mujeres", "vascos y vascas" a troche y moche.

Blanca Ballesteros, tan pulida, redarguye que no es tan malo el uso del tiempo presente para referirse a hechos pasados. Se practica comúnmente en el periodismo. "Lo que pasa es que el estilo periodístico generalmente es penoso en muchos casos, y por eso, basta que aparezca [el rasgo descrito] en un medio de comunicación para que creamos que algo está mal dicho". De acuerdo, sobre todo si me cita el precedente de César, como hace doña Blanca. Me quejo del abuso, no del hecho. Claro que peor es el abuso del condicional para que el periodista se defienda del posible ataque sobre la probidad de su información. Así, cuando no puede confirmar una noticia la redacta así: "En el accidente habrían muerto tres personas". Repito, no me quejo de leer construcciones así, sino de que se repitan demasiado. Las críticas que yo hago no suelen ser sintácticas sino de estilo. Cada uno tiene el propio sobre una base común. Verán, por ejemplo, que en el párrafo anterior, delante de sino una vez pongo "coma" y otra no. Es una norma deliberada que me he marcado, como la de que el número de palabras de una frase no exceda de 30. Me va muy bien y no hago mal a nadie.

Gabriel Moncalián Arsuaga (Cantabria) lee en un diario de Murcia la palabra antigüo. Al mismo tiempo en la feria de Murcia se podía advertir un letrero que ponía: güertanos. Normalmente, las faltas de ortografía lo son porque se nota la ausencia de alguna tilde, vírgula o cualquier otro elemento. Pero hay casos de barroquismo en lo que se exhiben signos ortográficos innecesarios.

Joaquín Gabriel Rodríguez-Oviedo recogió esta frase de Luis del Olmo en el acto de otorgamiento del micrófono de oro a Federico Jiménez Losantos: "A continuación el último premio de la noche, que no por ser el último no deja de ser el menos importante". Don Joaquín se pregunta si la frasecita "fue un lapsus del señor del Olmo o realmente quiso decir lo que dijo". Don Joaquín asegura, con razón, que la frase correcta debía haber sido: "... que no por ser el último es el menos importante".

Gustavo Albarracín se extraña de que yo escriba "el porqué". Sospecha que debería ser "el por qué", aunque concluye: "Admiro tanto su cultura que hasta me gustaría estar yo equivocado". Agradezco el cumplido y siento decirle, don Gustavo, que su sospecha no se mantiene. Porqué es un sustantivo masculino que significa "razón, causa o motivo de algo". Por tanto, se dice "el porqué" y "los porqués".

Ahora bien, otra cosa es por qué, una combinación de la preposición por y del interrogativo o exclamativo qué. Así pues, no se debe escribir el por qué de los dichos. Recuérdese el título del hermoso libro de José María Iribarren, El porqué de los dichos.

La confusión se agranda porque también existe la conjunción porque. Equivale a "la causa o razón" de algo, a veces el "para que" de una acción. Por si fuera poco, se da asimismo la forma por que que antecede a una oración de relativo. Veamos un ejemplo: "Me dices que por qué no engraso los ejes de mi carreta. La única razón por que no engraso los ejes es porque soy un tipo al que no le interesa el porqué de nada". Comprendo que es un galimatías y yo mismo dudo muchas veces. Pero en lo del porqué (sustantivo) no hay dudas.

Rafael Bernar insiste en que "a lo peor es usted el culpable" de que en LD escriban "el porqué" cuando debe decirse "el por qué". Pues no, señor. Debe decirse "el porqué". Aquí no hay culpa que valga.

Alberto Mallofré me pregunta por la forma "Fulanito nació un 28 de octubre de 1944". En su opinión sería mejor decir que "nació el 28...". Me parece que ambas formas son correctas. Al paso que vamos se impondrá otra. "Fulanito nació en 1944, octubre 28".

Don Alberto se añade a los que deploran mi costumbre de escribir el adverbio "solo" sin acento. Por último, se suma don Alberto a la opinión de Pancracio Celdrán que rechaza lo de persona humana por ser un pleonasmo y, añade él, "una cursilada". No estoy muy de acuerdo. Hay también personas divinas y angélicas. Por otra parte, el que, de tejas abajo, persona humana sea un pleonasmo no da pie para evitarlo. El pleonasmo puede ser una figura que añade elegancia al lenguaje, o, por lo menos, contribuye a que el discurso sea más expresivo o contundente.

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