Menú
Michelle Malkin

Criando yihadistas en nuestro suelo

Hace ocho años, a instancias de la Administración Clinton, esta nación recibió a refugiados que huían de un régimen criminal cuyo ejército aterrorizaba y trataba cruelmente a su población. Ahora tenemos un complot yihadista planeado en nuestro suelo.

Bueno, he aquí el agradecimiento que recibimos. Hace ocho años, Estados Unidos abrió sus puertas a decenas de miles de refugiados albaneses procedentes de Kosovo. Los primeros llegaron por avión a Fort Dix, Nueva Jersey. Mandos militares trabajaron día y noche para convertir la base en un lugar agradable para los niños. Coordinaron chequeos médicos y de seguridad, ayuda psicológica para superar el trauma y los preparativos de comida étnica.

Soldados procedentes de Fort Bragg viajaron desde Carolina del Norte para ayudar con los refugiados de Fort Dix. El entonces brigadier general del ejército Mitchell M. Zais también montó un dispositivo de alrededor de ochenta soldados procedentes de la reserva del ejército en Atlanta. La Guardia Nacional de Nueva Jersey y la Cruz Roja norteamericana se unieron para coordinar las ayudas. Los militares también apoyaron el esfuerzo humanitario de una fuerza operativa formada por varias agencias y encabezada por el Departamento de Salud y Servicios Humanitarios.

Además de comida y techo, les proporcionamos traductores, consultores sociales y capellanes musulmanes. La base levantó salas de oración y repartió a las tropas instrucciones para no herir la sensibilidad musulmana. El general Zais dijo: "Queremos recibir en Estados Unidos a estas gentes como hubiéramos querido que se recibiera a nuestros abuelos y tatarabuelos en la isla de Ellis".

Trasladémonos rápidamente de 1999 a los titulares de las últimas noticias: "El complot de Fort Dix estaba dirigido contra los soldados; las autoridades anuncian que hay seis militantes islámicos detenidos que planeaban un ataque a la base de Nueva Jersey". Tres de los presuntos conspiradores eran hermanos, extranjeros ilegales procedentes de la antigua Yugoslavia. Otro era un residente legal de ese mismo país. Otro era natural de Jordania y el sexto un turco con la nacionalidad estadounidense.

Según la querella criminal contra Dritan Duka, uno de los hermanos acusados de conspirar voluntariamente y con conocimiento de causa para matar soldados norteamericanos, los conspiradores llevaban planeando su crimen desde hace más de un año. Descartaron primero atentar contra la base de las Fuerzas Aéreas en Dover, Fort Monmouth y el puerto de Filadelfia, antes de fijar sus miras en Fort Dix. Uno de ellos solía repartir pizza a la base y conocía las instalaciones militares "como la palma de su mano".

Pensará usted que toda nuestra hospitalidad y caridad alimentó la buena voluntad de estos jóvenes que disfrutaban del sueño americano y tenían todos veintitantos años. Olvídelo. El sumario describe una escena en la que los conspiradores y un confidente se reunieron en una casa de alquiler para entrenarse con videojuegos muyahidines:

Los miembros del grupo señalaron que había vehículos militares de los Estados Unidos que aparecían destruidos en diversos ataques. Shain Duka mostró que el brazo de un marine de los Estados Unidos había sido arrancado por una explosión, momento en el cual todo el grupo se partió de risa.

Pero eran sólo "ciudadanos indocumentados" que trabajan duramente para ganarse la vida. Si hubieran mantenido la discreción unos pocos meses más, habrían obtenido esa amnistía para inmigrantes ilegales que el Congreso y el presidente Bush tienen tanta prisa en aprobar.

Según el sumario, se reían de que nuestras tropas fueran asesinadas y mutiladas. Se empaparon de las perversas diatribas de Osama bin Laden. Estudiaron las últimas voluntades y testamentos de los secuestradores del 11 de Septiembre. Pensaron en infiltrarse en nuestras fuerzas armadas para matar a nuestros soldados desde el interior del ejército.

"Mi intención es atacar una densa concentración de soldados", dijo al parecer el jordano nacionalizado norteamericano Mohamad Shnewer a los demás conspiradores. "Atacas cuatro, cinco, seis vehículos, iluminas todo el lugar y te retiras sin ninguna baja."

Hace ocho años, a instancias de la Administración Clinton, esta nación recibió a refugiados que huían de un régimen criminal cuyo ejército aterrorizaba y trataba cruelmente a su población. Ocho años más tarde, tenemos un complot yihadista planeado en nuestro suelo que tenía en su punto de mira a una base que simboliza lo mejor y más compasivo que nuestro ejército tiene que ofrecer.

¿Y qué está haciendo la comunidad musulmana para condenar a los traidores que tenemos entre nosotros? Quejarse de las acciones del Gobierno para parar los pies a la yihad. "Si estas personas hicieron algo, entonces merecen ser castigadas con todo el peso de la ley", dijo el abogado musulmán Sohail Mohammed. "Pero cuando el Gobierno dice 'militantes islámicos', le dice a la opinión pública que islam y militancia son sinónimos'". ¿Qué agradecidos están, verdad?

En Internacional

    0
    comentarios