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Pablo Molina

Candidato a tertuliano de Dolce Vita

Desde lo de Gallardón podemos aventurar que su aterrizaje como presentador estelar de los debates sobre las cuitas del famoseo es sólo cuestión de tiempo. Karmele y Mariñas no duermen desde que lo vieron en acción.

En su debate con el candidato del ala progre del centrorreformismo a la alcaldía madrileña, actualmente en las filas del PP, Miguel Sebastián nos reveló su auténtica vocación, que no pasa precisamente por presidir el ayuntamiento de la capital de España. Don Miguel aspira a destinos de mayor linaje, como vimos en su debate con Gallardón. Su puesto, como quedó en evidencia durante el debate electoral, no está en el sillón presidencial del consistorio madrileño, sino en el de moderador de las tertulias inguinales de los programas rosa.

La parrilla televisiva dedicada a los asuntos del petardeo está pidiendo a gritos una renovación y Miguel Sebastián, como quedó acreditado en su cuerpo a cuerpo (con perdón) con el aspirante centrorreformista, da el perfil exacto que se exige en este tipo de espectáculos: contundente en sus argumentos, pero suave en las formas. Agresivo en sus tesis pero sin perder la elegancia. Un fenómeno este Sebastián.

Me gustó especialmente su manera de exhibir ante las narices de Gallardón la portada de la revista con una foto de la bella "abogada malaya". Normalmente, cuando hociquean en la porquería publicada, los así llamados "periodistas del corazón" hacen muchos aspavientos, gritan y se les hincha la arteria carótida. Es su forma, un tanto primaria, de hacer ver que tienen pruebas de lo que vociferan. Sin embargo, Sebastián preguntó a su rival sobre sus relaciones con la chiquilla como quien desgrana las cotizaciones del IBEX 35. Profesionalidad se llama a eso y no lo de María Patiño.

Es cierto que nada de lo que dijo en el debate tenía que ver con los problemas que aquejan a los madrileños, pero no hay que olvidar que el principal objetivo del candidato socialista en esta campaña era conseguir que los ciudadanos lo conocieran, vamos, que se enteraran de que hay un tipo apellidado Sebastián que se presenta a alcalde por el PSOE, y al menos ese objetivo ha quedado sobradamente cumplido. Ahora sólo le falta alcanzar el fin último para el que ya empezó a prepararse en sus tiempos en la Oficina Económica de La Moncloa, donde comenzó a hacer sus pinitos con expedientes sobre algunos banqueros. Desde lo de Gallardón podemos aventurar que su aterrizaje como presentador estelar de los debates sobre las cuitas del famoseo es sólo cuestión de tiempo. Karmele y Mariñas no duermen desde que lo vieron en acción.

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