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EDITORIAL

Navarra en Estella

Hace cuatro años no sólo se cumplía la ley de partidos, sino también un Pacto por las Libertades por el que el PP y PSOE se comprometían a no pactar con con ninguna formación nacionalista que no renunciara a las tesis soberanistas de Estella

La infame realidad es que a los proetarras no les faltan motivos para sentirse "más fuertes que hace cuatro años", tal y como abiertamente ha reconocido este lunes el dirigente batasuno Pernando Barrena a la luz de los resultados cosechados por Acción Nacionalista Vasca.

Hace cuatro años, ciertamente, no sólo se cumplía una ley de partidos que dejaba fuera del juego democrático y de la subvención pública a los disfraces políticos de ETA, sino que también se respetaba, aparentemente, un Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo por el que el Partido Popular y el Partido Socialista se habían comprometido a no alcanzar acuerdo político alguno con ninguna formación nacionalista que, aun teniendo amparo legal, no renunciara a las tesis soberanistas de Estella.

Hoy, por el contrario, lo que está sobre la mesa ya no es tanto si el PSOE se va a aliar con los separatistas para desbancar del gobierno navarro a UPN –partido más votado en la comunidad foral y firmante del pacto por las libertades–, sino si en los previsibles acuerdos de gobierno con los separatistas los socialistas van a incluir también a las nuevas siglas electorales de ETA, algo imprescindible para desbancar a UPN también del ayuntamiento de Pamplona.

Aunque José Blanco trate de tranquilizar a la opinión pública al afirmar categórico que los socialistas "en ningún caso vamos a participar de una mayoría en la que esté ANV", no deberíamos contribuir a su estrategia de insensibilización pasando por alto la nueva fractura del pacto antiterrorista que supondría, aun sin la participación de ANV, desbancar del gobierno foral al partido más votado, que es UPN, mediante un acuerdo con las formaciones separatistas que en su día suscribieron el Pacto de Estella y que integran Nafarroa Bai. Dicho previsible acuerdo no solo sería una nueva traición socialista al ya hace tiempo traicionado pacto por las libertades, sino especialmente para la libertad de Navarra, cuya "euskaldunización" es reclamada con tanto ardor por los miembros de Nafarroa Bai como puedan hacerlo los batasunos de ANV-ETA.

Por muchos que sean los votantes –incluso miembros– del Partido Socialista que en Navarra prefieran formar gobierno con UPN, un acuerdo constitucionalista como este supondría una sorprendente contradicción con lo que ha sido la trayectoria de los socialistas desde que Zapatero decapitara políticamente a Redondo Terreros. Una contradicción que ahora, además, haría saltar por los aires ese "proceso" colaboracionista que, a día de hoy y por muchos que sean los reproches mutuos, sigue teniendo a ETA y al Gobierno del 14-M de coprotagonistas.

Por mucho que los batasunos no agradezcan ni agradecerán nunca a Zapatero "el sentirse hoy más fuertes que hace cuatro años", la verdad es que, gracias a la negativa fiscal y gubernamental de someter a juicio del Tribunal Supremo la ilegalización de ANV, los proetarras van a volver a tener acceso a una información y unos recursos que se cifran en 110.901,86 euros por sus 437 ediles, a los que podría sumar hasta un máximo de 50.000 euros en concepto de ayuda por voto.

Por indignante que sea, no hay que sorprenderse que el batasuno Parrena se permita, además, amenazar a los ediles de todos los partidos a que no tomen posesión de "cargos que no le corresponden", en los municipios en los que las listas de ANV fueran anuladas. Por lo visto no es bastante con los ingresos públicos a los que va a volver a tener acceso ETA; no piensan renunciar al impuesto revolucionario.

Y todo gracias a un Gobierno que, antes de volver a tener como socios a los que el propio PSOE tuvo en el pacto por las libertades, prefiere a los firmantes de un pacto involucionista que, no por nada, los separatistas vascos celebraron en la localidad navarra de Estella.

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