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Thomas Sowell

El fraude de la amnistía a la inmigración ilegal

Hasta en la agricultura, el sector de la economía en el que los inmigrantes ilegales están más representados, son apenas el 24% de la mano de obra. ¿De dónde sale el 76% restante, si éstos son trabajos que los estadounidenses no hacen?

Cada aspecto del actual proyecto de ley de inmigración, y de los argumentos que se esgrimen a su favor, tiene escrita por todas partes la palabra fraude.

El primer fraude y quizá el mayor, es la afirmación de que los ilegales "están haciendo trabajos que los norteamericanos no hacen". No existen tales empleos. Hasta en la agricultura, el sector de la economía en el que los inmigrantes ilegales están más representados, son apenas el 24% de la mano de obra. ¿De dónde sale el 76% restante, si éstos son trabajos que los estadounidenses no hacen?

El argumento de que los trabajadores agrícolas ilegales están "contribuyendo a la economía" es igualmente engañoso. Este país lleva más de medio siglo con excedentes agrícolas crónicos, que han costado al contribuyente miles de millones de dólares al año por comprarlos, almacenarlos e intentar deshacerse de ellos en el mercado mundial a precios inferiores al coste. Si hubiera menos agricultores y menores excedentes, el contribuyente ahorraría dinero.

¿Qué hay de los inmigrantes ilegales que no trabajan en el campo? Son un gran negocio para sus patrones, porque normalmente son gente trabajadora que acepta salarios bajos y no causa problemas en el trabajo. Pero no son tan rentables para los contribuyentes que sufragan sus facturas médicas, la educación de sus hijos y los costes de encarcelar a los que cometen un porcentaje desproporcionado de los delitos.

Las analogías con los inmigrantes que llegaron a este país en los siglos XIX y comienzos del XX son simplemente falsas y quienes las hacen deberían saber lo diferente que es la situación hoy en día. Los que cruzaron un océano para llegar aquí, hace muchas generaciones, normalmente vinieron para convertirse en estadounidenses. Se hicieron verdaderos esfuerzos organizados tanto por sus comunidades de origen como por la sociedad que les rodeaba para ayudarles a integrarse.

Hoy lo que hay son organizaciones que trabajan en la dirección opuesta, intentando que los extranjeros lo sigan siendo, exigiendo que la sociedad se ajuste a ellos haciéndoles accesible todo en su propio idioma, reduciendo al mínimo su necesidad de aprender inglés. Además, mientras esos activistas trabajan duro para mantener viva una cultura extranjera mediante los llamados "programas bilingües" y otros por el estilo, también los alimentan, especialmente a los jóvenes, con una dieta estricta de agravios históricos basados en cosas que sucedieron no sólo antes de que los inmigrantes llegasen aquí, sino antes de que nacieran. Estos esfuerzos de balcanización son apoyados por otros norteamericanos como parte de la ideología "multicultural" que empapa el sistema educativo, los medios y la política.

La facilidad con la que la gente puede ir y volver de México a Estados Unidos, en contraste con los que hicieron un viaje sólo de ida a través del Atlántico, reduce aún más la probabilidad de que estos nuevos inmigrantes se conviertan en parte integral de la sociedad americana como hicieron de buen grado tantos otros en épocas pasadas.

Las afirmaciones de que la nueva ley de inmigración tendrá requisitos "duros", incluyendo el aprendizaje del inglés, tienen poca credibilidad a la vista cómo no se hacen cumplir las leyes existentes. ¿Qué significa "aprender inglés"? Yo sé decir arrivederci o buongiorno, pero ¿significa eso que hablo italiano? ¿Alguien espera un esfuerzo serio de exigir un conocimiento real de inglés por parte de un Gobierno que cuando coge a gente intentando acceder ilegalmente al país los suelta dentro de Estados Unidos con instrucciones de presentarse ante el tribunal, algo que por supuesto no van a hacer?

Otro argumento fraudulento a favor de la nueva ley de inmigración es que facilitaría "la reunificación familiar". Pero las familias pueden volver a estar juntas si el inmigrante regresa al país donde están los suyos. Si no, cada inmigrante ilegal aceptado puede traer consigo a una docena de parientes.

"¿Y qué podemos hacer con los doce millones de personas que ya están aquí ilegalmente?", preguntan los partidarios de la amnistía. Podemos impedir que se conviertan en cuarenta o cincuenta millones del mismo modo en que los tres millones de ilegales se convirtieron en doce después de la última amnistía.

No se ha hecho la pregunta más fundamental de todas: ¿quién debería decidir cuánta gente y con qué habilidades y perspectivas ha de admitirse en este país? ¿Se supone que esa decisión debe ser tomada por cualquier persona en México que desee venir aquí?

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