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Ignacio Villa

Todo queda más claro

En estos momentos, la delantera, aunque por poco, la lleva Rajoy. Por eso, y pese a que los resultados le permiten llevar a cabo sus planes en Navarra, el 27 de mayo es el principio del fin de la legislatura de Zapatero.

Los resultados de las elecciones del 27 de mayo no dejan margen para la duda. Rodríguez Zapatero y el PSOE salen de las urnas muy tocados para las próximas generales, con Navarra como el gran examen al que deberán someterse de inmediato y con una misión cumplida: ETA-Batasuna ha vuelto a las instituciones democráticas.

De todo ello, sin duda el futuro de Navarra es donde se van a tener que retratar sin matices, lo quieran o no. En la citada Comunidad Foral no hay márgenes. Pueden dejar gobernar a la Unión del Pueblo Navarro, que es la fuerza más votada, o pueden pactar con Nafarroa Bai repartirse el poder: los socialistas en el ejecutivo autonómico y los anexionistas nacionalistas en el ayuntamiento de Pamplona. Un acuerdo de ese tipo llevaría al PSN a convertirse en socio municipal de la franquicia de ETA-Batasuna, lo que supondría un desgaste muy fuerte para Zapatero y su Gobierno.

Sí los socialistas niegan su apoyo a UPN, Rodríguez Zapatero quedará en la más absoluta de las evidencias. Hasta ahora ha ido cediendo a todas las exigencias de los etarras, y estos ansían la anexión de Navarra al País Vasco; el acceso de los nacionalistas al poder acercaría ese objetivo más de lo que nunca ha estado. El apoyo a un pacto con Nafarroa Bai retrataría a un presidente que ha hecho de la rendición ante el terrorismo su principal proyecto político.

Y es precisamente como parte de esas cesiones, de ese pago a ETA por no matar antes de las elecciones, que Batasuna ha vuelto bajo el disfraz de Acción Nacionalista Vasca a los ayuntamientos vascos y navarros. Gracias a Zapatero han recuperado toda la fuerza que habían perdido por la aplicación implacable de la ley de partidos previa al nombramiento de Conde Pumpido como Fiscal General. La presencia de los terroristas en los consistorios es uno de los mayores logros del perverso talante del actual presidente del Gobierno.

En todo caso, lo que no cabe duda es que, tras las elecciones del domingo, nos encontramos en plena carrera de las generales. Por eso tiene tanta importancia la llamativa pérdida de esa dosis de más que siempre tiene el último ganador de las elecciones. Zapatero ya ha dilapidado la ventaja con que contaba cuando llegó al Gobierno. En estos momentos, la delantera, aunque por poco, la lleva Rajoy. Por eso, y pese a que los resultados le permiten llevar a cabo sus planes en Navarra, el 27 de mayo es el principio del fin de la legislatura de Zapatero.

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