Hasta un 3,87 sobre 5 es la nota que los comerciantes madrileños le ponen a las inspecciones que realizan los inspectores municipales, lo malo es que la encuesta que revela tan alto grado de felicidad la ha realizado... el propio Ayuntamiento, en la mayoría de los casos a establecimientos que, precisamente, han sufrido una de esas inspecciones.
Habituado al autobombo el consistorio presidido por Gallardón publicaba este lunes una nota de prensa para presumir de este dato que contenía algunas afirmaciones llamativas como que el procedimiento sancionador, es decir, las multas que se imponen a los comerciantes por las más insospechadas y veleidosas cuestiones como que las librerías hagan descuentos, también despiertan un grado de satisfacción notable: su nota es del 3,77 sobre 5.
Incluso hay un 39% de los inspeccionados que considera que la duración de la inspección es corta, "a pesar de que la actividad debería ser desagradable para el inspeccionado", nos dice no sabemos si con sarcasmo o candidez la nota oficial del Ayuntamiento.
Otro dato en esta línea es que lo mejor considerado, con una puntuación ya de notable alto (3,87 sobre 5) es "el trato inspector", aunque hay que reseñar que en la anterior encuesta era ligeramente mayor: un 3,93. Se ve que los inspectores han perdido un poquito de educación... o de capacidad intimidatoria.
No consta que se les preguntase a los comerciantes qué les parece que el Ayuntamiento tenga que decirles cómo han de gestionar sus tiendas o que les multen si toman decisiones tan "terribles" como no poner el precio de un libro en un escaparate.