Factores medioambientales como los niveles de luz, sonido, temperatura, etc., pueden afectar directamente al desarrollo de los bebés prematuros. Un grupo de expertos dirigido por el doctor Doctor Mandel, del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv (Israel), puso música de Mozart a 20 bebés nacidos prematuramente durante dos días consecutivos y dejo de hacerla sonar durante los dos siguientes. Las mediciones de la actividad metabólica de los bebés llevaron a la conclusión de que cuando escuchaban la música, los niños utilizaban menos energía y, por tanto, ganaban peso antes.
Los científicos no saben con exactitud cuál es el motivo ni por qué Mozart es más eficaz que otros compositores clásicos. El caso es que también se han demostrado efectos beneficiosos en escolares con problemas de atención y epilépticos.
El estudio se ha publicado en la revista Medical Journal Pediatrics y forma parte del programa internacional NIDCAP (Programa de Asistencia y Atención individualizada de los recién nacidos, en sus siglas en inglés) que investiga diversos métodos para aumentar el desarrollo y bienestar de los neonatos en las unidades especializadas de los hospitales.