Me hace mucha gracia la petición que realiza ahora esta doctora. Cuando surgieron los métodos de fecundación in vitro, en la facultad de medicina se nos indicaba que el límite de edad de las mujeres para optar por estas técnicas estaba establecido en 35 años, como máximo. Como es natural, los ginecólogos especializados en fivet empezaron a hacer lo que les vino en gana, y a tener manga ancha para aceptar cualquier solicitud. Después, se accedió a inseminar a lesbianas, y la senda de las barbaridades no quedó ni mucho menos ahí, pues cada dos por tres salta la noticia de mujeres que mienten a los médicos a la hora de cumplimentar la historia médica, y vemos casos como el de esta insensata de 70 años, que a mi juicio es de los peores que han existido por haberse tratado además de una selección a la carta de los hijos que decidió traer al mundo. Los especialistas en infertilidad sabían desde siempre que los límites eran claros, y se los saltaron a la torera. Si a esta doctora le queda un mínimo de conciencia, bienvenida sea su petición pero lo más digno que podría hacer sería abandonar estas prácticas que suponen un negocio económico, un coladero para deseos egoístas, y un genocidio de millones de embriones que se pierden en el camino, o que son destinados a investigaciones que no conducen a buen puerto.
Tambien se deberia fijar la edad minima. (¿20 años?)
Tener hijos a esas edades, tanto para la mujer como para el hombre, me parece el mayor acto de egoísmo que una persona puede cometer.
Sólo piensan en el derecho a ser madre o padre, pero no en cómo se enfrentará su hijo a la pérdida premetura del padre o la madre, ni a tener unos padres que deberían ser abuelos.
Hay una edad para todo en esta vida, y si se pasa la de tener hijos, hay que asimilarlo y madurar como es debido. Y lo digo también por esos sesentones que pululan por ahí con jovencitas casi siempre inmigrantes, que han decidido que han vuelto a ser jóvenes y tener hijos-nietos.
También habría que denunciar el negocio que se ha montado acerca de la fertilidad. Las clínicas privadas mueven cantidades ingentes de dinero, al igual que las clínicas abortivas.
Al final siempre está detrás Don Dinero.
Me hacen bastante gracia los argumentos de que esos niños de madres octogenarias corren el riesgo de quedar huérfanos pronto y que tengan que ser mantenidos por papá Estado -los paganos de siempre-. Así conseguiremos tapar un agujerito mientras el barco tiene una vía de agua como el Titanic. Lo digo porque los negritos nos están regalando todos los días pateras completas de negritinos sin padre ni madre que son inmediatamente aplicados a las opulentas ubres del Estado Español.
Nota: para más información puede consultarse en el Gobierno de Autonómico de Canarias.
jooooooooo que nos dejen en paz en nuestras vidas privadas ¿legislar para fijar maxima edad para tener hijos? Que se vayan al cuerno y me dejen mi libertad para elegir, y si me muero en el intento, pues asi es la vida. Que mania de coartar la libertad individual!
Ésto es como la adopción de niños por las parejas homosexuales, personas que se sienten atraidas por los de su mismo sexo y en los que la posibilidad de tener descendencia se convierte en un mero capricho, pero que pagan los hijos.
Yo creo, visto lo visto, y al hilo de la noticia de la muerte de un niño abandonado en un coche por su madre, que no estamos realmente preparados para tener y cuidar niños. Por lo tanto, propongo regular por ley el nacimiento de los niños. De esta forma, se prohibirá la concepción, el embarazo y el parto a las mujeres, roles todos ellos que serán asumidos por el Estado, a través de una empresa pública, dependiente del Ministerio de Igualdad (que así, el pobrecito, tendrá alguna competencia).
Una vez que el Estado se encargue de nacer a los niños, éstos serán entregados para su cuidado y educación a preeminentes familias de altos cargos socialistas que se encargarán de inculcarles los más altos y progresistas valores. Una vez conseguido esto, entraremos en una nueva era donde el ser humano y humana vivirá plenamente, se sentirá realizado, será feliz y votará al PSOE.
Lo siento, se me ha ido la pinza.
Pues por una vez me parece muy bien que se regule eso.
Porque no es de recibo que una vejestoria, que ya está mas para allá que para acá, se encapriche por quedarse embarazada para tener su momento de gloria social y mediática, y que luego el hijo se quede huérfano a los pocos años y lo tenga que criar otra. Vaya vida le espera a los dos pobres criaturas, sin una madre y supongo que tampoco sin un padre.
La doctora González Villafáñez trabaja en una clínica que se dedica a la inseminación artificial, donación de óvulos, donación de ovocitos, fecundación in vitro y todo lo que conlleva como el almacenamiento de embriones y destrucción de vidas humanas (con permiso de Aido).
No sé a qué vienen ahora esos escrúpulos.
1984 habemus