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Lorca y su fatídica tragedia

   

Sin previo aviso. Así se presentó el invitado, y ya protagonista, de este fatídico 11 de mayo de 2011, que, a partir de ahora, es día maldito en toda la Región de Murcia. Cuando medio mundo miraba a Roma, esperando un terremoto que convirtiese en escombros toda la ciudad, tal y como había predicho el sismólogo y astrónomo Raffaelle Bendandi hace años, la pequeña Lorca (en comparación con la capital italiana) se tambaleaba al compás de un seísmo que alcanzaba los 4’4 grados en la escala de Richter.

Aún confundidos y temerosos, los lorquinos intentaban reponerse del susto cuando, un par de horas después, otro terremoto, esta vez de 5’2 grados, volvía a sacudir la zona. Este segundo movimiento de tierra terminaba por dañar cornisas y edificios, que, sin fuerzas para continuar alzados, acababan por derrumbarse atrapando entre sus escombros a quien encontraban en su camino.

Es entonces, pasadas las siete de la tarde, cuando todo se oscurece. Comienzan a generarse infinidad de informaciones, de interrogantes, que enmarañan todavía más, si cabe, la situación en Lorca. Parece que se va a desalojar el hospital Rafael Méndez. Ahora dicen que no. Hay cientos de cornisas en el suelo de Lorca. Heridos. Y salta la peor noticia. Hay fallecidos. Uno de momento. A los cinco minutos hay tres muertos. Cinco minutos más. Ahora son cinco los fallecidos, al menos eso dice el alcalde. Pero sólo tres confirmados. Y sí, el hospital está seriamente dañado. Lo desalojan.

La televisión comienza a mostrar imágenes del infierno lorquino. Por desgracia, algunos planos nos recuerdan, más que a un paisaje de la Región, a un lugar en guerra. Libia por ejemplo. Coches destrozados bajo grandes piedras, ladrillos en la calle, escombros cortando carreteras. El caos.

A 80 kilómetros de Lorca, donde ambos terremotos, así como sus réplicas, se han sentido, aunque sin daños que lamentar más allá de jarrones rotos y sustos varios, la preocupación comienza a adueñarse de la gente. Personas agolpadas en los balcones, corrillos en la calle, vecinas que se asoman por detrás de las cortinas para ver, si fuera de su casa, todo sigue igual que antes. Y sigue.

Donde no lo hace, ni lo hará durante mucho tiempo, es en la ciudad del sol. Lorca intenta mantener la calma horas después del terremoto. Hasta ahora, una veintena de réplicas han azotado la Comarca del Guadalentín, llegando incluso hasta los 4 grados de intensidad en la escala de Richter.

Pero, con diferencia, el peor dato lo forman esos ocho fallecidos y cincuenta heridos que, desde ya, permanecen en la memoria de miles de murcianos. Unos murcianos que nunca olvidarán la desgracia, este fatídico 11 de mayo de 2011. 

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