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José Tomás regresa como se fue: épica y triunfo

La vuelta del diestro ha justificado la expectación que había despertado. Mucha emoción, espectacular cogida incluida –sin consecuencias– y triunfo.

La expectación por ver a José Tomás en Valencia era enorme. Nada más terminar el paseillo fue intensamente ovacionado por una plaza que estaba a reventar y reclamado por los aficionados para que saludase desde el tercio montera en mano. Su llegada, de lila y oro, ha estado acompañada por una nube de fotógrafos y cámaras de televisión que han seguido todos sus movimientos hasta el mismo patio de cuadrilla.

Brindó el primer toro de su lote a los cuatro médicos que intevinieron en su recuperación tras la cornada que recibió en abril de 2010 en la plaza mexicana de Aguascalientes. El diestro madrileño no consiguió desorejar al segundo de la tarde, debido a una deficiente estocada y a fue desarmado en dos ocasiones durante la lidia. Su actuación, sin embargo, alcanzó cotas de gran nivel sobre todo en el recibimiento de capa, y más tarde con la mano derecha, y fue aplaudido tras el arrastre del toro.

Fue en su segundo astado, el quinto de la tarde, en el que llegó la emoción que esperaba el público. En el inicio de la faena de muleta sufrió un tremendo volteretón. El toro de la ganadería salmantina de El Pilar lo levantó con el testuz sin llegar a empitonarlo cuando el matador se encontraba en la boca de riego en el centro de los anillos.

José Tomás citó al toro de lejos pero éste no tomó el engaño, se dirigió directamente al cuerpo del matador y le golpeó violentamente. El diestro quedó tendido en la arena aturdido y fue acompañado al callejón, donde tras ser atendido, tomó de nuevo la muleta y regresó al coso para reanudar la faena.

Repuesto con entereza del incidente y ha toreado con gusto y temple al natural. Se metió al público en el bolsillo con un toreo muy profundo y ligado. Remató la faena con unos estatuarios de gran mérito y ha liquidó al toro de un espadazo. Oreja.

El respetable se entregó a José Tomás, que dio dos vueltas al ruedo portando una bandera mexicana, y abroncó duramente al presidente por no haberle concedido el segundo trofeo.
Se montó un auténtico escándalo en la plaza y algunos espectadores lanzaron almohadillas al presidente.

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