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La homilía de Munilla que Garitano y sus acólitos de Bildu no quisieron escuchar

Bildu aprovechó la fiesta de Loyola para arropar a los presos de ETA. A unos metros, en la basílica, el obispo Munilla se mostraba firme contra la banda.

Bildu aprovechó la fiesta de Loyola para arropar a los presos de ETA. A unos metros, en la basílica, el obispo Munilla se mostraba firme contra la banda.
Munilla y Garitano, durante la fiesta de Loyola

Este lunes se celebró en la localidad guipuzcoana de Azpeitia la fiesta de San Ignacio. Natural de esta villa, en el Santuario de Loyola cada año se conmemora una fiesta a la que acuden las autoridades civiles del País Vasco. Este año, con Bildu mandando en las Juntas Generales gracias al favor que le hizo el Tribunal Constitucional al legalizar una formación que el Supremo consideró heredera de Batasuna-ETA, todo ha desarrollado según los cánones batasunos tradicionales.

Y es que más que hablarse de la fiesta del santo más importante del País Vasco y uno de los más importantes de España se volvió a dar aire a ETA y su entorno. De ello se encargaron los miembros de Bildu, comandados por el diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano, y la presidenta de las Juntas, Lohitzune Txarola. Tradicionalmente, se celebra un acto frente al ayuntamiento y posteriormente la comitiva se traslada a la basílica de Loyola donde se oficia una misa.

Sin embargo, este año una parte de las autoridades se quedó en la puerta del templo. Los de Bildu se negaron a entrar a la eucaristía que presidiría el obispo José Ignacio Munilla y prefirieron ir a saludar afectuosamente a las decenas de familiares de presos etarras que se congregaban en esa misma plaza con su tradicional parafernalia propagandística.

Para Bildu no vale la iglesia que, a su juicio, representa Munilla, obispo que ha sido repetidamente atacado y vilipendiado por esta formación y por uno de sus tradicionales altavoces, el diario Gara. Y es que este prelado se ha manifestado abiertamente en contra de ETA y su entorno haciendo especial hincapié en el cuidado de las víctimas del terrorismo. De hecho, nada más ser nombrado titular de la sede episcopal afirmó que "las víctimas del terrorismo merecen un trato y mimo especial" y que su abandono es un problema muy serio de la sociedad vasca.

Pues bien, este lunes Munilla volvió a realizar una homilía con la claridad que le caracteriza y con el entorno de ETA en la puerta de la basílica no dudó en mandarles más de un recado. Casi un tercio de su predicación se centró en la cuestión del terrorismo.

Sin esconderse pidió la desaparición inmediata de ETA. "Nuestra fe en el ‘Cristo total’ también incluye nuestra preocupación y corresponsabilidad con los problemas", dijo Munilla, que agregó que "un año más, le encomendamos a nuestro Santo Patrono la paz de nuestro pueblo: pedimos con insistencia la disolución de la banda terrorista ETA".

De este modo, lanzando un mensaje a navegantes afirmó que "la verdadera paz no puede nacer de los meros cálculos políticos, sino de un auténtico arrepentimiento. El arrepentimiento desinteresado es el primer paso hacia la reconciliación con las víctimas, hacia la pacificación, y hacia la normalización".

Así, tras asegurar que una nueva etapa no puede abrirse sin pedir perdón a las miles de víctimas de ETA envió un mensaje también a Bildu y todo el entorno que rodea a la banda terrorista. Y todo ello con un mensaje evangélico. "Animo a todos a abrir los corazones y a no tener miedo al arrepentimiento, a la conversión, a la reconciliación...A los creyentes se lo quiero decir de una forma muy especial, con las palabras del Beato Juan Pablo II: ‘no tengáis miedo, abrid las puertas de vuestro corazón de par en par a Cristo’...Invito a los católicos que practicaron la violencia, o que la apoyaron, o que simplemente albergan odio en sus corazones, a que se abran al perdón de Dios, que se les ofrece siempre en el sacramento de la confesión. Les animo además a tomar un compromiso activo por la reconciliación y por la paz". Así concluyó su homilía el obispo Munilla.

También dedicó una parte para la hambruna en el cuerno de África y la Jornada Mundial de la Juventud, boicoteada por una buena parte de su clero. Para ellos también tuvo un recado: "¡Está claro que no hay razones para quien no quiere entender!".

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