En El Mundo el principal titular es para el desafío de la Generalidad catalana a los tribunales, sobre lo que también editorializan, si bien en un artículo un tanto romo. Más intención tiene, ya en el interior, la columna de Santiago González, que termina de lo más deprimente: "La enseñanza no debe preocuparnos: todos los alumnos españoles caminan, lenta pero inexorablemente, hacia un analfabetismo funcional, pero bilingüe".
En este asunto resulta particularmente chocante la gran idea que ha tenido ERC para celebrar la "Diada": "Un gran dictado" (literalmente) para que los catalanes más catalanes copien una carta de protesta para el TSJC. Oiga, es que ni al Gran Hermano se le habría ocurrido una idea tan brillante... y tan digna del mejor totalitarismo. Protestar al dictado, lo más de lo más.
El tema del nuevo batacazo sindical merece también honores de portada, pero sólo como fotografía: una pancarta recrimina a CCOO y UGT ser "hermanos del PSOE y el PP". Lo sustancial es, efectivamente, que la fraternidad entre indignantes sindicalistas e indignantes indignados está todavía por llegar: "Sabotaje del 15-M a los sindicatos", titulan en el interior.
En El País, por el contrario, se olvidan en este asunto de los encontronazos entre los manifestantes ayer y titulan con el obligatorio optimismo ante lo callejero: "Izquierda, sindicatos y 15-M salen a la calle contra la reforma exprés". En el interior nos hablan de "miles de manifestantes" que es una forma fina y optimista de decir que había cuatro gatos y el de la bota de vino.
De lo de Cataluña nos hablan en su editorial, en el que destacan que estamos ante "una indeseable guerra política" y, encima, "a escasos días del 11 de septiembre, Diada de Cataluña". Si es que estos tribunales son unos maleducados, ni las fiestas respetan. La solución es, agárrense, "reforzar en alguna medida el castellano en la enseñanza". Hago mi propuesta: que dejen usarlo en los recreos... al menos cinco minutos. Eso, claro, una vez pasada la Diada, que no queremos ofender a nadie.
En ABC dedican su habitual foto de portada a la selección española (para una buena noticia que hay...) mientras que el titular es corto y contundente: "Cerco al PP en Cataluña".
En el editorial nos alertan del "torbellino del pesimismo", como ya han hecho anteriormente. Pero lo que es interesante es el artículo de la página opuesta sobre Zapatero y su Alianza de Civilizaciones: "Los peligros de ducharse sin gorro", es el titular elegido para un artículo que viene a contarnos cómo el presidente se ha quedado colgando de la brocha en este tema y más bien en ridículo. "El concepto era muy mono pero no llegó nunca a ser bípedo", nos dice. Lo más sorprendente, que Zapatero "no estaba solo en la ducha cuando se quedó sin agua caliente". Sonsoles, haz algo.
Y también en ABC no se pierdan la genial columna de Antonio Burgos que celebra como se merece las grandes novedades del socialismo en Andalucía: "Chaves y Guerra. ¡Por fin! Menos mal. Que alegría. Niño, convida aquí a estos señores a ver qué quieren tomar".
Con la sanísima maldad que le caracteriza, Burgos recuerda a Juan Guerra, que "nunca fue en una lista" pero sí fue "el gachó" que dio "el chupinazo del descubrimiento del inmenso pastel de la corrupción de Mienmano".
En La Razón, por su parte, nos sacan en portada a un sindicalista que no sabemos si está en un concierto o reclamando el aborto gratuito y universal, pero que al parecer se estaba pegando con los del 15-M en una de esas manifestaciones más revueltas que conjuntas.
Dentro se nos destapan con un elogio a Bono (¿será por fastidiar a la competencia?) del que dicen que marca "el camino a seguir" con su retirada. Lástima que lo marque ya un poco tarde, ¿no?
Mientras, La Gaceta informa y editorializa sobre Bildu y las escalofriantes previsiones de la coalición para el 20N: hasta ocho escaños esperan obtener. En su editorial alerta de que "al común de los españoles no se les escapa lo hinchados que ahora se pasean los terroristas y sus aliados, convencidos de que están muy cerca de la victoria final".
Excelente la analogía histórica: "Hablar de proceso de paz con este panorama es como celebrar el fin del conflicto de los Sudetes, que se pacificó completamente con el sometimiento de todo el territorio a la ocupación nazi".