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alessio rastani, PEINETAS, ORGASMOS...

La sorprendente sucesión de pifias de la BBC británica

Del trader del apocalipsis pasando por suicidios, muertes en directo, peinetas y hasta un posible orgasmo.

Tras la imagen de seriedad y rigor de la prestigiosa BBC británica se esconden una serie de pifias, equivocaciones, salidas de tono o simplemente casualidades que empequeñecen incluso a la más sensacionalista de las cadenas privadas patrias. Este es un breve resumen de los recientes exabruptos de la cadena británica.

Esta misma semana ha habido casos tan paradigmáticos como el del denominado trader del Apocalipsis, que afirmó sin cortarse un pelo que miles de personas iban a perder sus ahorros. Alessio Rastani pasó de ser un completo desconocido a un verdadero trending topic de la actualidad mundial. Este joven, del que después se descubriría que era poco menos que un completo fraude, impartió lecciones apocalípticas desde la televisión británica en torno a un tema tan delicado como la crisis mundial. "He estado soñando con esto durante tres años... Tengo una confesión: Me voy a la cama cada noche y sueño con otra recesión, sueño con un momento como éste", llegó ante la estupefacta presentadora.

Apenas horas después de reconocerse la escasa autoridad del sujeto, otra polémica: un tertuliano del programa nocturno de la BBC, Newsnight, se ensañó en directo con un portavoz español de la Comisión europea. El portavoz del comisario Rehn, el español Amadeu Altafaj, trató de defender la política económica del Ejecutivo comunitario ante las complicadas preguntas de periodistas británicos posicionados claramente contra el euro. Tras su intervención, Peter Oborne, el comentarista político del diario Telegraph, se refirió repetidamente a Altafaj como "ese hombre" y, hasta tres veces, como "ese idiota de Bruselas". El presentador poco pudo hacer, y Altafaj acabó abandonando el programa.

En cuanto a sus relaciones con España, la BBC no ha estado fina en otras ocasiones. La cadena envió una carta a TVE en 2005 para recriminar al ente público español acerca del programa Mira quién baila. Alegaban que su formato era demasiado similar al suyo, "Strictly come dancing, y amenazaban con una demanda. También hubo quejas, pero a la inversa, con un tema mucho más espinoso: el del terrorismo etarra. La BBC insisteen describir a ETA como una "organización armada separatista" en lugar de "terrorista". Más sorprendente aún fue su justificación, fundamentada en que, según dicen, "la credibilidad se socava por el uso de palabras que conllevan juicios emocionales o de valor".

Igualmente polémico pero más desagradable fue el caso del suicidio del millonario Peter Smedley. Afectado de una dolencia motora, decidió someterse a un suicidio asistido en una clínica suiza. Y allí estaba la BBC para retransmitirlo en un reportaje titulado "Eligiendo morir" que, naturalmente, despertó indignación entre multitud de colectivos. En el mismo se veía a Smedley ingiriendo una dosis de Nembutal con chocolate, agonizar y finalmente llamar a su esposa Christine para expirar, mientras el presentador y algunos empleados de la clínica describen los hechos a la cámara.

Menos dramático fue el caso de Tomasz Schafernaker, el hombre del tiempo de la cadena, haciendo una enorme peineta a un compañero, sin saber que estaba siendo filmado por la cámara. Shafernaker fingió estar rascándose la barbilla.

Otra de las caras de la cadena pública, Ray Gosling, confesó en antena haber asfixiado con una almohada a su novio, enfermo de sida, durante el programa Inside Out. Gosling fue arrestado por la Policía de Nottinghamshare después de una investigación, ya que los hechos pudieron ocurrir en la década de los ochenta. El periodista no colaboró con la investigación, cosa que aclaró también durante ese programa.

En 2009, personas con el rostro desfigurado presentaron los informativos de la cadena. Una iniciativa sin duda bienintencionada –destinada a concienciar a la audiencia, vencer prejuicios y apoyar a estos profesionales-, pero ciertamente peculiar. La idea fue apoyada mayoritariamente por la audiencia de la cadena pública.

Menos ejemplo hubo en el caso de Tasmin Lucia Khan, presentadora de la cadena que estaba resumiendo la actualidad diaria que sufrió una crisis respiratoria en pleno boletín. Khan empezó a tener dificultades respiratorias y comenzó a jadear sensualmente en directo, lo que provocó que la cadena interrumpiese la emisión. La versión oficial proclama que la joven llegó tarde debido a un malentendido en la hora de emisión, y que debido a ello estaba sin aliento.

Polémico pero menos enigmático fue el caso de Jeremy Clarkson, entonces una de las estrellas de la cadena y uno de los profesionales mejor pagados. Clarkson no se cortó a la hora de llamar al primer ministro Gordon Brown "idiota escocés tuerto" durante la presentación de la versión australiana Top Gear, un programa sobre pruebas automovilísticas. Brown carece de visión en un ojo por un accidente deportivo de su juventud, y entonces –corría el año 2009- la crisis hacía sangre en el Reino Unido. Pero las palabras de Clarkson provocaron el mayor de los revuelos en el país, pese a que fueron pronunciadas en el extranjero.

En otra ocasión, la cadena se vio obligada a expulsar de un programa a Carol Thatcher, hija de la ex primera ministra Margaret Thatcher, tras hacer un comentario racista sobre el tenista de color Jo-Wilfried Tsonga.

En la misma órbita se movió el presentador Graham Norton, que aseguró en su programa de tarde que una mujer robusta y de pelo corto que estaba en plató tenía aspecto de "lesbiana extraña y de vejiga grande". La cadena reprobó este comentario homófobo públicamente, y le sometió a una investigación. Norton es gay reconocido.

Además de sancionar a sus propios presentadores, la cadena ha podrido practicar todo tipo de prácticas corporativas reprobables. Así, el organismo regulador de la radio y la televisión del Reino Unido, Ofcom, multó en 2088 a la cadena con más de medio millón de euros por inventarse ganadores en sus concursos y no conduciendo limpiamente esas competiciones, en una evidente violación de los códigos de medios audiovisuales. En algunos casos los programadores sabían de antemano que ningún miembro de la audiencia tenía posibilidades de ganar, lo que no les impidió emitirlo.

Más trágico fue el caso de Stephanie Parker, una joven actriz de 22 años que se suicidó después de que la cadena pública emitiese el último capítulo de la serie que protagonizaba, Belonging, después de cancelar la producción tras nueve temporadas.

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