Quien nos iba a decir que Raúl del Pozo, cuando ya se mea en los pantalones, se nos iba a convertir en asesino, digo en terrorista, digo en etarra... a sus años. ¡Qué pena!
¡Como estropea las cabezas esto de no saber a qué carta quedarse y carecer de principios!
La pesoe está a partir un piñón con los etarras. España y los españoles le importan un pimiento. Al fin y al cabo ambos son socialistas totalitarios. Por ley de compensación, algún día recibirán su propia medicina.
A Raúl del Pozo no le pueden oprimir el cerebro los muertos ni los vivos; con las cosas que escribe últimamente, demuestra que no lo tiene,y lo que no existe no se puede oprimir.
La única novela que he leído de este hombre es la de los Tahúres; ahora me parece autobiográfica.