El Mundo atiza hoy a Rubalcaba ya desde la misma portada y en un pie de foto. Le compara con el candidato socialista francés, François Hollande. "Uno lo logró en unas primarias impecables y el otro en unas de pantomima". Se divierte con las tortas que se están dando los socialistas entre sí, ahora por culpa de ETA. "El PSOE discute sobre si se ha "achicharrado" bastante con ETA". A Pedro J. le ha inspirado el asunto y lo que el otro día era el "Festival de San Sebastián" hoy es un "asador donostiarra donde se pone la carme del compañero al fuego". Mira que ingenioso.
Para El País la trifulca socialista es una pelea de hermanos y no existe en portada. Para abrir la actualidad nacional opta por salvarle el cuello a Blanco glosando la maravillosa "herencia" que deja en Fomento. "El ‘orgulloso’ legado de Blanco", dice sin cortarse un pelo.
En el asunto de ETA prefiere hablar de lo que Rajoy no ha dicho. "No ha hecho ni una mención crítica" sobre la conferencia de San Sebastián, dice como con fastidio. Como Rajoy no dice esta boca es mía, Josep Ramoneda arremete contra los "medios de la derecha", que vaya si han dicho. "Con el fin de la violencia, la independencia pasa de lo imposible a lo posible. Y así se explica, en buena parte, el ruido de algunos medios de comunicación del entorno de la derecha, que cada vez que se mueve algo en el País Vasco desencadenan una tormenta de insultos y descalificaciones".
En La Gaceta, Genoveva está harta del País Vasco. "Aunque no fuesen asesinos, ya serían insufribles por lo plomo que son", dice hastiada, "permanentemente hablando de sí mismos", creen que "Adán era de Rentería -oye, pues lo mismo- y que el mundo entero gira en torno a su paranoia". Y eso que son "un porcentaje mínimo de tarados –nacionalistas de distinto pelaje y condición-", así que a ver si mandamos "al cuerno a tanto fanático de la ikurriña". Vale, empiezo yo.
Carlos Dávila atiza a Pumpido por el caso Blanco. El fiscal y sus "acólitos sectarios", en lugar de defender a los ciudadanos "los han perseguido como ratas". Y cuenta que aunque hay secreto de sumario Blanco "ya conoce sus pormenores (...) ¿Quién los ha revelado?".
ABC se regodea en la bronca socialista. "A la greña por ETA", dice. Luego se pone serio. Lo de Eguiguren es un "golpe directo a la autoridad interna" de Rubalcaba. "Su discurso es inaceptable y no puede seguir siendo el presidente del partido que gobierna en el País Vasco", la rabieta "no se puede cerrar con un tirón de orejas". E Ignacio Camacho no entiende a los extraterrestres del PP. "Llama la atención el exultante estado de ánimo ante la inminencia de su triunfo" con la que les va a caer encima. "O tienen un asombrosa fe en sí mismos son unos inconscientes". Agorero.
La Razón está indignada con el asalto a la casa de Aguirre. La delegada del Gobierno en Madrid "ni se inmutó" y el ministro Camacho "sí habló, pero para arremeter contra la víctima". "Asombroso", dice. Y es que "Camacho demostró por qué el cargo le viene grande". José Antonio Vera no da crédito. "Le parece incluso excesivo a don Camacho que Aguirre proteste (...) Si este aprendiz de ministro tuviese alguna noción de lo que significa el cargo que ocupa no se habría manifestado con semejante frivolidad y hubiera llamado a Aguirre en vez de emprenderla a maledicencias". Qué exageración Vera, que el ministro de Interior llame a la presidenta madrileña solo porque asalten su casa.
Por el contrario, en Público, la mala malísima es Aguirre. "Ataca a la policía por una gamberrada en el portal de su edificio". Creo que se trata de la misma policía a la que pusieron a caldo por desalojar a los indignados. Casandra va directa a la yugular de la presidenta porque "se la tiene jurada" a su querido 15-M "y aprovecha la menor ocasión para denigrar al movimiento". "Un par de energúmenos patearon la puerta del edificio donde vivía" pero no eran indignados, eran del Real Madrid, apunta. Los angelitos eran "dos jóvenes armados con una bufanda del Real Madrid y síntomas de embriaguez", pero la pérfida Aguirre "ya tenía munición para volver a adelantarse a su partido e introducir la inseguridad ciudadana en campaña electoral". Es que mira que es quejica la presidenta. No tiene compasión con los delincuentes. A dónde vamos a ir a parar. A un estado policial, lo menos.