El Mundo tiene tantas cosas que contar que trocea su portada para que haya para todos. Para Valeriano, "el ministro que dejó 5,3 millones de parados" y "protesta contra los 5,6 millones"; para Evo, que "se suma al desafío a España expropiando REE"; y para Urdangarín, que ha vuelto a meter el zueco. Cuenta Eduardo Inda novedades inquietantes para el Rey. "Torres presiona a los fiscales con amenazas a la Monarquía". Tiene "200 e-mails comprometedores". Chungo. Federico Jiménez Losantos dice que "han cobrado todo su valor los correos de Urdanga a Torres que éste entregó al juez y que revelan gestiones del Rey y la Infanta para allanar el trinque. Y si Torres tiene 200 como esos tres, que los tendrá, el comprometido es el Rey". Pedro J. ve mal, muy mal, que Urdangarín intente un apaño con la Fiscalía. "Aquí no solo está en cuestión la devolución a las arcas públicas de una cantidad de dinero. Aquí lo que está en cuestión es el respeto al principio de que la justicia es igual para todos. La causa debe seguir su curso hasta acreditar la verdad de lo sucedido y el marido de la infanta Cristina debe afrontar el juicio". Eso, o todos o ninguno.
A El País le da hoy por hacer la rosca a los sindicatos y dice que el 1 de Mayo "da alas a la protesta social" y "llenó ayer las calles de 60 ciudades con un grito de protesta". El diario de Prisa se levanta hoy en plan exagerado y se hace cruces por algunas expresiones mitineras del PP. A Rajoy lo acusa de "pretender silenciar la oposición política" y a Soraya nada menos que de sugerir "una suerte de arresto domiciliario" para los socialistas por decir que les debería dar vergüenza salir a la calle. "No se trata de desahogos en privado o comentarios de políticos poco avezados", no, "sino de afirmaciones públicas de las dos principales cabezas del Ejecutivo", Dios bendito. "Eso es lo que pretenden los regímenes autoritarios (...) Da la impresión de que corresponden a gobernantes con vacilantes convicciones democráticas o excesivos nervios". Si es que son unos fachas, no lo pueden evitar, se les ve el plumero.
Pero el disgusto a El País se lo da hoy su columnista Elvira Lindo. Les ha salido disidente y se dedica a defender nada más y nada menos que a Esperanza Aguirre, la auténtica mala del cuento de Prisa. Siéntate Esperanza, lo vas a necesitar. "Sale a la palestra la incontenible Esperanza Aguirre y pone en duda el sistema autonómico y eso nos sirve para considerar que cualquier cambio en la organización del Estado nos devolvería al centralismo franquista", dice en un ataque de sentido común. "Al margen –aquí, Espe, lo siento pero te toca la torta-cuota a la línea editorial, que las cosas están muy malitas y no es cuestión de jugarse el puesto- del ataque al sistema de Aguirre" que además es "hipócrita", viniendo de Aguirre no cabe otra posibilidad, "me gustaría que en algún momento, y creo que el momento es precisamente éste, existiera un debate real sobre cuánto dinero nos gastamos en los coches oficiales, cuántos asalariados públicos han generado los organismos locales, cuántas ‘embajadas’ nos vemos obligados a costear, cuánta duplicación inútil de competencias (...) Si es cierto que somos pobres habremos de prescindir de los caprichos que nos permitíamos cuando éramos ricos". ¿Estás bien Esperanza o precisas un frasco de sales?
A ABC se le ve hastiado con los sindicatos. "Los mismos mensajes de hace un siglo". Que si "la lucha de clases" que si "la maldad congénita de los empresarios", que si "la siempre sumisa derecha conservadora". Una lata. José María Carrascal tiene un mosqueo sordo con los amigos que critican a Rajoy. "Empiezo a creer que tanto ‘pero’, tanta renuencia, tantas objeciones esconden un rechazo instintivo a los ajustes. Emparedado entre abiertos rivales y supuestos seguidores, a Rajoy solo le quedan dos caminos: renunciar a cambiar España o seguir intentando cambiarla. Él dice que seguirá intentándolo. El problema es si le dejamos".
En La Razón, Martín Prieto hace una definición de sindicatos digna de ser incluida en la RAE. Dícese de "grandes burocracias al servicio del PSOE, que no sufren el paro, ni el pico ni la pala gracias a los impuestos de los españoles sean o no sindicalistas que pretenden con bastante chulería hacer política". Clavado, Martín.
Y La Gaceta le dedica casi toda la portada a Evo Morales. La culpa de todo la tiene Zapatero. Esto nos pasa porque "pasó la mano a una caterva de gobernantes que no respeta la seguridad jurídica ni el orden internacional". Carlos Dávila se pregunta desolado "qué nos pasa". "Hace veinte, quince, diez años" en Iberoamérica "nos querían". Y mira ahora, estos "pincharrones iletrados se permiten torearnos como si fuéramos una vaca de la Pampa o un guanaco del Altiplano". Y no lo somos, leñe, somos toros bravos de la dehesa, qué se habrán creído.