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Escondida en un puente de Huelva

La pintada republicana más antigua de España

La pintada está escondida bajo un puente y resulta desconocida incluso para muchos vecinos de la localidad.

La pintada está escondida bajo un puente y resulta desconocida incluso para muchos vecinos de la localidad.

"Viva la República terminado el 24 del 6. 1932", apenas unos cuarenta caracteres conforman la que está considerada como la pintada republicana más antigua de España que esconde, desde hace ya 80 años, el puente sobre Ribera Pelada, localizado en el municipio de El Cerro del Andévalo (Huelva).

Es precisamente el final de la construcción de esta infraestructura lo que dejó inmortalizado esa pintada realizada por uno de las decenas de trabajadores que participaron en las obras y que es, pese a todo, desconocida incluso para los propios vecinos de la localidad.

El alcalde del municipio, Pedro Romero (PSOE), ha explicado a EFE que "es verdad que las personas mayores la conocen y hablan de ella, pero los más jóvenes prácticamente no saben que existe", de ahí que la intención del Ayuntamiento sea solicitar su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

La historia de la pintada arranca en febrero de 1931, cuando se aprueba por parte de la Diputación de Huelva, por un importe de 340.032,63 pesetas -de las que 50.000 fueron aportadas por la Compañía minera de San Telmo-, los trabajos de construcción del camino vecinal a la vecina localidad de San Telmo, en las que se incluía la ejecución del puente sobre Ribera Pelada.

Las obras de este camino vecinal no estuvieron exentas de problemas ya que el primer adjudicatario, Pedro Wamba, renunció apenas un mes después por enfermedad, argumento que no fue del todo aceptado por el Ayuntamiento que lo condenó a pagar una fianza de 3.400 pesetas.

Al llegar la II República y se hizo cargo de las obras el anarquista y maestro de obras Juan Velardo, que exigió una serie de derechos para los trabajadores, solicitud que fue aceptada por el Ayuntamiento, si bien días más tarde también renunciaba, volviendo a la supervisión de las tareas Pedro Wamba hasta su finalización.

Los trabajos continuaron hasta finalizar en el mes de junio de 1932, según inmortalizó uno de los obreros que participó en ellos.

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