L D (EFE) La opinión pública austríaca está conmocionada por el suceso. Y es que la mayoría de la población aún recuerda las fotos de la joven con 10 años publicadas de forma reiterada en todos los medios tras su desaparición en marzo de 1998. Según relató entonces una compañera de escuela y testigo de los hechos, la niña fue abordada e introducida por un desconocido en una camioneta mientras iba de camino a la escuela.
Durante años, la Policía trato de encontrar a la joven, inspeccionado incluso más de 700 camionetas en todo el país, entre las cuales también revisó un vehículo de Priklopil, quien fue interrogado cerca de un mes después de la desaparición de la niña. Al no encontrar pruebas que reforzaron la sospecha, las autoridades desistieron de inspeccionar la vivienda del captor.
Al parecer la joven, que ahora tiene 18 años, se escapó el pasado miércoles por la mañana y se escondió en el jardín de una casa en al localidad de Strasshof al norte de Viena, cerca de la vivienda que se convirtió en su cárcel. Allí fue encontrada por una mujer quien alarmó a las autoridades, después de que la joven le contase que había vivido los últimos años encerrada en un sótano.
"Soy Natascha Kampusch"
En su primer contacto con la Policía, la niña dijo, "soy Natascha Kampusch". Asimismo, reveló que su secuestrador era Wolfgang Priklopil, un técnico electricista de 44 años, y que había partido hacia Viena en un BMW 850i de color rojo.
Los padres de la víctima la reconocieron en una reunión que hizo llorar a Natascha Kampusch. Poco después su secuestrador se suicidó arrojándose a las vías del tren de cercanías al norte de Viena, muriendo aplastado.
Durante toda la noche del pasado miércoles, la Policía registró la casa, donde encontró un escondite de tres metros de largo, 1,6 metros de ancho y dos de profundidad, cavado a partir de la fosa de un garaje y accesible a través de un hueco de 50 por 50 centímetros, que se cerraba con un sistema electrónico. Allí había una cama y una pequeña estantería con libros infantiles y para adultos, así como un receptor de radio y un televisor.
La niña no estuvo siempre encerradA, durante los últimos años el raptor le permitió de vez en cuando acompañarle al supermercado e incluso quizás en algún viaje de vacaciones o paseos por el jardín de la casa.