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Carlos y Camilla reciben la bendición tras una boda civil sin la presencia de Isabel II

Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles ya son esposos tras una breve ceremonia civil sin cámaras y sin la Reina Isabel II, que se ha ausentado del acto. Posteriormente, el matrimonio ha sido bendecido por el arzobispo de Canterbury. En la ceremonia no ha habido soberanos entre los invitados, aunque sí algunos príncipes herederos. La televisión sólo ha mostrado la llegada y salida de la pareja del Ayuntamiento aunque posteriormente ha retransmitido el acto religioso en el castillo de Windsor.

Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles ya son esposos tras una breve ceremonia civil sin cámaras y sin la Reina Isabel II, que se ha ausentado del acto. Posteriormente, el matrimonio ha sido bendecido por el arzobispo de Canterbury. En la ceremonia no ha habido soberanos entre los invitados, aunque sí algunos príncipes herederos. La televisión sólo ha mostrado la llegada y salida de la pareja del Ayuntamiento aunque posteriormente ha retransmitido el acto religioso en el castillo de Windsor.
L D (EFE) Los novios han entrado a la vez en el ayuntamiento de Windsor, Camilla llevaba un vestido blanco perla con un gabán a juego y una sobria pamela. Carlos, por su parte, ha aparecido vestido con el tradicional chaqué para su boda. Sólo han acudido a la ceremonia civil los tres hermanos y dos hijos de Carlos, así como la familia más cercana de Camilla, entre ellos su padre, su hermana y sus dos hijos. Tras una breve ceremonia celebrada a puerta cerrada, han salido los ya esposos sonrientes.
 
Los más aclamados a la entrada del ayuntamiento de Windsor han sido los hijos del príncipe de Gales, especialmente Guillermo, de 22 años.Los hermanos de Carlos, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, así como los familiares más cercanos de Camilla también asistieron a la boda, por la que unos 15.000 curiosos se desplazaron al pequeño pueblo de Windsor portando banderas, según la policía.
 
El príncipe Guillermo, hijo mayor de Carlos, y Tom Parker Bowles, primogénito de Camilla, han sido los testigos del histórico enlace, que se ha celebrado en la sala "Ascot" y ha durado unos veinte minutos.
 
Bendición en la capilla de San Jorge
 
Tras la boda, el príncipe de Gales y su esposa, la duquesa de Cornualles, volvieron al castillo para participar, sobre las tres y media, en la bendición en la capilla de San Jorge, que estuvo a cargo del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams.

A este servicio religioso sí que asistió la soberana y más de 700 invitados, entre ellos, pocos príncipes de Casas Reales europeas y algunas figuras conocidas del mundo artístico del Reino Unido. También estaban, entre otros, el primer ministro británico, Tony Blair, y representantes de la oposición, además del rey Constantino de Grecia, el heredero de la Corona de Noruega y el príncipe Constantino de Holanda, así como el ex marido de Camilla, Andrew Parker Bowles.

En el acto todos los asistentes leyeron un pasaje del "Libro de la Oración Común" de 1662 que afirma: "Seriamente nos arrepentimos y de todo corazón pedimos perdón por nuestros pecados. Su recuerdo nos aflige, su carga es intolerable".

Sonrientes, el heredero de la Corona británica y la duquesa de Cornualles habían entrado del brazo en la capilla, donde les esperaba la "plana mayor" de la Familia Real británica, encabezados por la reina Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo. Mientras Carlos de Inglaterra vestía de chaqué como en su boda, su esposa cambió el traje perla del enlace por un vestido largo de tono azul grisáceo, con reflejos dorados, y un adorno de espigas en el pelo.


Tras jurarse fidelidad, el príncipe Carlos y su esposa Camilla fueron bendecidos por el arzobispo de Canterbury. Al término de este servicio, los novios salieron de la capilla por delante de la Reina, otros miembros de la Familia Real, los parientes de Camilla, el arzobispo de Canterbury y el deán de Windsor.

Recepción de la Reina a la pareja y los invitados

Cerca de las cuatro y media de la tarde de este sábado, el nuevo matrimonio recibió en una dependencia cercana a representantes de una serie de organizaciones benéficas que cuentan con su apoyo. Un cuarto de hora después, llegaron en coche a las Residencias Reales del castillo de Windsor para asistir a la recepción que en su honor ofrecía la Reina.
 
Sobre las siete, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles abandonaron el castillo de Windsor para empezar su luna de miel en Escocia. A su llegada a Aberdeen, fueron recibidos con la música de gaitas escocesas.

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