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Cosidó replica a Bono: "No se puede servir al mismo tiempo a Dios y al diablo"

El popular Ignacio Cosidó ha pedido al José Bono que deje de provocar el enfrentamiento entre la Conferencia Episcopal y sus fieles ya que genera "un gran desconcierto" con sus declaraciones. Y es que, a su juicio, "no se puede servir al mismo tiempo a Dios y al diablo".

El portavoz de Interior del PP en el Congreso, Ignacio Cosidó, considera "lamentable" que el presidente de la Cámara Baja, José Bono, esté promoviendo un enfrentamiento entre la Jerarquía católica y sus fieles por un interés "estrictamente político" y le replica que "no se puede servir al mismo tiempo a Dios y al diablo".

En un artículo publicado en su página personal de Internet, Cosidó dice respetar la decisión de Bono de haber votado a favor de la Ley del Aborto, pero critica que la defienda como la mejor forma de reducir el número de abortos en España.

"Esta ley es un paso atrás en la defensa del derecho a la vida, reconoce el aborto no como un mal, sino como un derecho de la mujer, y nos sitúa a la vanguardia de los países con legislaciones más pro-abortistas de Europa", contrapone.

El parlamentario popular dice que entiende que el presidente del Congreso "haya antepuesto su conveniencia política, partidista o personal a sus convicciones morales", pero le reprocha que, "con ostentosa autojustificación", "descalifique" a quienes han votado "en conciencia" contra esta ley por convicciones "no sólo políticas, sino esencialmente morales".

"Cuando uno se ve obligado a claudicar de determinados principios en función de intereses que pueden resultar legítimos o no, lo razonable y lo honesto es optar por un prudente silencio en vez de alardear de esa claudicación haciendo comulgar a los demás con ruedas de molino", asevera.

Cosidó cree que la posición de Bono puede generar "un gran desconcierto" en muchos católicos y defiende, a renglón seguido, que si lo que pretendía el presidente de la Cámara Baja era ser "un gran reformador de la Iglesia", ha "equivocado" su vocación.

"Nada ni nadie obliga a pertenecer a la Iglesia Católica ni a recibir uno sólo de sus sacramentos, pero hacerlo implica la aceptación de unos principios, entre los que el derecho a la vida ocupa un lugar preeminente, y la aceptación también de una autoridad que culmina en el sucesor de Pedro en Roma -manifiesta-. Lo que no se puede es servir al mismo tiempo a Dios y al diablo".

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