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EN MADRID

Dónde comer la mejor tortilla

Para no enfrentar territorios, ni herir sensibilidades sobre un tema que levanta tantas pasiones, hemos elegido Madrid como plaza neutral para mostrar los diferentes estilos de tortilla.

En la capital hay para todos los gustos, existen restaurantes selectos especializados en tortillas y bares corrientes en los que se pueden degustar algunos de los mejores pinchos de la ciudad. Aquí sugerimos algunos de ellos:  

– Condado de Salvaterra (Berruguete, 2)

Sin duda, la tortilla mejor guardada de Madrid. Hay que adentrase en el barrio de Estrecho para descubrir este restaurante gallego famoso por sus excelentes mariscos y pescados. Los menús del domingo atraen religiosamente a locales y foráneos, pero a diario la barra se llena de habituales que aman sobre todas las cosas la tortilla del Condado.

Purita las prepara con cariño y esmero desde primera hora y la devota concurrencia nunca deja que se enfríen. Dos estilos que encandilan: la española, jugosa y con abundante cebolla, y la gallega, con chorizo, jamón, pimiento y más cebolla. Para aprender a apreciar la tortilla y deleitarse con ella, es imprescindible dejarse caer por el Condado de Salvaterra. 

– Las Tortillas del Gabino (Rafael Calvo, 20)

Las tortillas que hacía Gabino en La Ancha de la calle de Velázquez en los años 60 se convirtieron para muchos madrileños en un clásico del barrio de Salamanca. Sus nietos han recogido el testigo para llevarlo a un coqueto restaurante del barrio de Chamberí.

A la tradicional tortilla jugosa de patata le han llamado velazqueña, aunque también se pueden encontrar tortillas de lascas de bacalao con crema de purrusalda, de patatas con pulpo a la gallega, negra con chipirón, en salsa de callos, de patatas chips con salmorejo, en sopa de ajo o con boletus y trufa. Todo un templo culinario dedicado a la tortilla. 

– Támara Restaurante Lorenzo (Avenida de América, 33)

En frente del hotel ABBA encontramos este clásico de la cocina palentina en el que en cada receta reside un secreto familiar. El plato estrella es su tortilla, una de las más laureadas de Madrid. Hay que pedirla por encargo y la ración mínima es para dos personas.

Aparentemente, no hay truco: es de patata y cebolla frita en el momento, poco hecha y con forma ovalada. Sin embargo, el que la prueba jura no haber experimentado algo igual. 

– Sylkar (Espronceda, 17)

Casi todas las guías y blogs gastronómicos coinciden en que este lugar mítico del tapeo en el barrio de Chamberí  sirve una de las mejores tortillas de Madrid. Abierto desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche, el Sylkar sirve tortillas ininterrumpidamente para desayunar con un café, tomar el aperitivo, comer, merendar o cenar.

En la abarrotada barra de pinchos, el de tortilla -jugosa, con su puntito de sal, ni demasiado cruda ni muy hecha- parece eclipsar al resto. 

– La Penela (Infanta Mercedes, 98)

¿Quién no ha escuchado hablar alguna vez de las tortillas de Betanzos? Su fama ha hecho de este municipio de A Coruña lugar de peregrinación. Algunos de sus modestos restaurantes como La Casilla se convirtieron en lugares de culto.

Una de esas casas de comidas se llama La Penela, que para mayor gloria decidió abrir una sucursal en Madrid. El secreto de la tortilla de Betanzos es que las patatas se cortan en rodajas muy finas y se fríen bien, de modo que queda crujiente por dentro, aunque muy poco hecha. Cánones que se cumplen a la perfección en La Penela. 

– Juana La Loca (Plaza Puerto de Moros, 4)

Si es posible hacerse un hueco, este moderno bar de pinchos en el barrio de La Latina es una de las mejores elecciones para tapear. Entre las exquisitas tostas que se exhiben en la barra, sobresale por su aspecto una tentadora tortilla de patatas con cebolla confitada y pintada de yema. A penas da para dos bocados, pero plenamente placenteros. 

– Cafetería Gaudí (Almagro, 4)

Para los amantes de la tortilla de toda la vida y escrupulosos del huevo crudo, no hay mejor elección que esta clásica cafetería junto a la glorieta de Alonso Martínez. Una tortilla consistente de patata pochada, justa cebolla y bien cuajada, hacen de la escapada de la oficina un apasionante viaje gastronómico.

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