Extranjeros, delitos, extranjeros delitos. Binomio testarudo que algunos todavía se niegan a ver. Y no podía ser otro el resultado despues de una política demencial de falsa inmigración. Hay que decirlo alto y claro. Se ha admitido la entrada de millones de indocumentados, muchos de los cuales NO VENIAN A TRABAJAR, HAN VENIDO A DELINQUIR. Y es que muchos, muchos tenían numerosos antecedentes penales en sus paises de origen. Y a los españoles les va a doler mucho la cabeza por este problema, provocado por los desvarios de un loco majadero que cuando por fin lo echen de donde nunca debió llegar, mirará para otro lado ante los miles de problemas que ha creado en esta penosa España.
La historia se repite. Dejando al margen a los inmigrantes honrados, que en su derecho están a ir donde deseen a ganarse el pan honradamente, y nosotros estamos obligados a acogerlos "en la medida que nuestra economía y nuestra sociedad pueda, no por imperativo de derecho natural ni de ningún otro tipo", las hordas bárbaras empujan las fronteras de España y de todo occidente, como en su día hicieron con Roma, dedicándose sistemáticamente al pillaje, el saqueo y la violación de los habitantes autóctonos. Es hora de preguntarse hasta cuándo y hasta cuánto estamos dispuestos a soportar a esta gente y a estos políticos que amparan sus crímenes escondiéndose en auténticos regimientos de guardaespaldas armados, pagados con nuestros impuestos. En todo occidente, y en España en particular que es lo que nos ocupa, urgen nuevos líderes capaces de plantar cara a esta gente y hacerles ver que no es una buena idea para ellos traspasar nuestras fronteras.