Menú
"MICHELITO" LLENA LA PLAZA DE LIMA

El difícil debut del novillero de 11 años: a la enfermería tras 9 pinchazos y 3 volteretas

Este domingo debutó como novillero en Lima un pequeño de once años conocido como el "Michelito". El niño tuvo un debut accidentado tras pasar a la enfermería tras nueve pinchazos y tres volteretas. Su imposibilidad física para matar al novillo provocó que casi rompiera a llorar.

Este domingo debutó como novillero en Lima un pequeño de once años conocido como el "Michelito". El niño tuvo un debut accidentado tras pasar a la enfermería tras nueve pinchazos y tres volteretas. Su imposibilidad física para matar al novillo provocó que casi rompiera a llorar.

El niño torero franco-mexicano "Michelito" tuvo en Lima un accidentado debut como novillero con picadores, ya que resultó cogido por un novillo que necesitó nueve estocadas antes de caer.

En esta novillada que abrió la Feria del Señor de los Milagros de Lima y que tuvo una asistencia inusualmente alta, lo más notable resultó el buen toreo de Juan del Álamo. El pequeño pasó a la enfermería tras 9 pinchazos y tres volteretas. Tras nueve descabellos fue descabellado por Tendero.

Michelito, que con 11 años debutaba en Lima como novillero con picadores, convocó una gran cantidad de aficionados para esta corrida que abría la Feria limeña.

En una larga corrida de casi cuatro horas, lo más convincente fue la buena factura del toreo de Juan del Álamo, quien tuvo en el segundo de la tarde un animal colaborador, sobre todo en el tercio sobre la segunda raya, en donde embistió humillado y con largura, e hizo posible una larga faena con muletazos templados y de mano baja que convencieron a la afición limeña.

Aunque la atención durante la tarde estuvo centrada en Michelito Lagravere, cuyo lote fue el más apañado de la novillada. Camino de la enfermería, tras múltiples porrazos a la hora de matar, fue despedido con una fuerte ovación ya que por momentos corrió la mano con empaque, conocimiento y la gracia propia de su edad y torería.

Sin embargo, quedó muy clara su imposibilidad física para vaciar la embestida de un novillo casi tan alto como él, lo que originó que no pudiese enterrar la espada en los nueve envites. Tal fue la porfía del niño y tan cortas sus estocadas, que por momentos se le vio a punto de romper a llorar, pero el público nunca mostró fastidio.

0
comentarios
Acceda a los 3 comentarios guardados