LD (EFE) La punta de la crecida del Ebro que ha amenazado los pueblos ribereños de Navarra y Zaragoza desde el pasado lunes ha alcanzado Gelsa (Zaragoza) y se acerca a entre 4 y 5 kilómetros por hora a la cola del pantano de Mequinenza, al que llegará sin causar graves problemas en los municipios de la Ribera Baja.
Fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) explican, no obstante, que aunque "se están acabando los problemas", el caudal del Ebro tardará bastantes horas, e incluso días, en descender a sus niveles habituales, tanto en Zaragoza como en la Ribera Baja, aguas abajo de la capital, puesto que la crecida es de tipo meseta con una cresta muy prolongada en el tiempo.
De hecho, el caudal del Ebro a su paso por Zaragoza alcanzaba a las 12:00 horas de este Viernes Santo los 2.273 metros cúbicos por segundo y una altura de 4,97 metros, con lo que en doce horas el caudal ha bajado en 181 m3/s y la altura del río en 21 centímetros (desde los 2.273 m3/s y 5,18 metros de altura que mantuvo el Ebro entre las 22:00 y las 00:00 horas de la noche).
Infraestructura agrarias y campos de labor anegados
La atención se centra ahora en cómo resistirán las motas de protección aguas abajo de la capital, reblandecidas y sometidas a la presión y el caudal de tres avenidas del Ebro en poco más de dos semanas.
Según fuentes de la CHE, a última hora de ayer se reforzó una defensiva de huertas en La Alfranca, que parece que está resistiendo el envite del caudal.
La atención se centra ahora en cómo resistirán las motas de protección aguas abajo de la capital, reblandecidas y sometidas a la presión y el caudal de tres avenidas del Ebro en poco más de dos semanas.
Según fuentes de la CHE, a última hora de ayer se reforzó una defensiva de huertas en La Alfranca, que parece que está resistiendo el envite del caudal.
En todo caso, se esfuerzan en recordar todas las instituciones y los alcaldes de los municipios ribereños, ningún casco urbano está amenazado ni sufre afecciones, que sí han alcanzado, y mucho, a los campos de labor, anegados a lo largo de toda la vega el Ebro, y a infraestructuras agrarias.