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La prensa de un vistazo

El fin de un "agravio personal" a Losantos y una "trifulca de corrala" en La Razón

Hoy es uno de esos días extraordinarios en los que la prensa está de acuerdo. Como cuando España ganó el Mundial, más o menos. Todos igualitos. Es al Nobel de Vargas Llosa a quien debemos en esta ocasión el cese de hostilidades. Y a Gala le han dado un premio.

Escritores, políticos, ministros, periodistas. Todos se han lanzado en tromba a opinar sobre el Nobel a Vargas Llosa, el hombre más alabado del día. El honor de más insultado se lo lleva Guerra.

Y es que nadie se privó ayer de escribir un artículo sobre el escritor laureado. No intenten leerlos todos por peligro de empacho, recórtenlos y dediquen el Puente –éste, el siguiente y las vacaciones de Navidad– a la vida, obra, milagros de Vargas Llosa. En El País escriben, por ejemplo, el jefe, Juan Luis Cebrián y la ministra Sinde; en ABC repiten algunos de los que escriben en El País y además también deja su opinión Aznar; en El Mundo también habla Aznar y se suma Rajoy; en La Razón repite Aznar y se incorpora Esperanza Aguirre; y en La Gaceta vuelve, inagotable, incansable, José María Aznar.

El País se siente hoy tolerante. Qué tendrá Vargas Llosa, que se libra de sus dentelladas en la yugular por discrepar de dogmas de Izquierdas. Un genio, oye, un Dios. "Hay que celebrar que la Academia Sueca levantara esta especie de veto ideológico que le impidió habérselo concedido hace tiempo". Un premio que "se le negó injustamente a Jorge Luis Borges" por sus "supuestas simpatías con la dictadura militar de Videla". "Vargas Llosa, que escapa a toda catalogación y no ha escondido sus ideas liberales y sus críticas a las mitomanías izquierdistas también parecía condenado a no recibirlo nunca". Nos alegramos de este lapsus de transigencia.

Público tenía que criticar algo. Un poquito. A alguien. Y le tocó a... Mariano Rajoy. Y ¿por qué?, se preguntarán, si últimamente no abre la boca. Pues por alegrarse del Nobel a Vargas Llosa. ¿A que tiene mérito? A Manuel Saco le molesta que los "patriotas de hojalata" se sientan "muy felices" con el premio. Y Mariano Rajoy ha cometido un auténtico atropello al decir que "es un liberal, una persona que defiende valores y principios de los que estamos muy necesitados en estos momentos" y encima "escribe en español".

Pero hay que ser justos. No hay artículos críticos con el escritor por no comulgar con la ideología del periódico. Hoy no toca. Un fastidio, lo reconozco. Tanta unanimidad empalaga.

El aguacero de tortazos es para Alfonso Guerra por lo de la "señorita Trini". "Guerra une al PSOE en el repudio a su señorita Trini", dice. Con unión se refiere a las chicas Zapatero: Pajín, Sinde, Aído, Salgado, Corredor. Y añade dos hombres para que no se diga. Gaspar Zarrías y Óscar López Agueda.

El Mundo defiende a Guerra de los ataques de las chicas Zapatero. "A Guerra se le pueden reprochar un montón de cosas y sus declaraciones son criticables sobre todo por la cobardía, ya que la patada iba para Zapatero pero se la llevó Jiménez. Sin embargo, acusarle de machismo no deja de ser el socorrido recurso del que abusan las mujeres del PSOE. Sus palabras hay que situarlas en las categorías del ninguneo y del clasismo. El hijo del obrero, el muchacho de la pana, contra la señorita de la chupa de cuero que además es andaluza". Pues no sé qué es peor.

El editorial no rehúye el lado político de Vargas Llosa. Lo recrea. "Un liberal de pro empeñado en jugársela por la democracia, por la libertad y por su tiempo". "Ha apoyado sin estruendos la apuesta por el partido de Rosa Díez" y siempre ha hecho "una crítica implacable de los abusos del poder y una defensa de los valores del humanismo".

Federico Jiménez Losantos confiesa que "en lo del puñetazo a García Márquez estaba con Mario". Cuenta que estaba con el escritor cuando le dieron el Nobel a Toni Morrison. "Mario aguantó la noticia con una mueca leve, como el torero que recibe un puntazo y sin mirarse vuelve a la lidia, pero desde entonces he vivido como un agravio personal cada año que no le daban el Nobel a Mario". "En 17 años ha estado a punto de convertirse, como Borges, en esa tradición escandinava que castiga a los anticomunistas".

La Razón dice que la Academia "ha acertado de lleno en esta ocasión aunque se haya demorado más de la cuenta". "Destacan por encima de todo lo demás su genialidad narrativa, su capacidad analítica y su compromiso moral con las libertades en una época de grandes imposturas ideológicas". "Se arriesgó al estigma y la marginación de los poderosos que le tachaban de enemigo derechista y liberal".

Arremete sin matices contra "la irritación cercana a la histeria del ala feminista del PSOE" –¿es que hay otro ala?–. Lo de señorita Trini "ha desatado una apasionada trifulca de corrala. Se aguarda con gran expectación que Guerra se flagele en publico y repare el honor mancillado de la señora Jiménez". Por si fuera poco titula con mucha coña: "La guerra de las señoritas".

En ABC, Carlos Herrera se mofa de las razones de la Academia. "Descubrámonos ante el derroche de imaginación... para explicar por qué le conceden el Nobel". "Entre todas las razones que nos han llevado a muchos a perdernos en las páginas de sus libros, me cuesta creer que pueda predominar el desvelo por las cartografías del poder". ¿Cómo que no? Yo, sin ir más lejos, no hubiera abierto jamás un libro en el que no me hablen desde la primera página, ¿qué digo?, en el mismísimo resumen de la contraportada, de la cartografía del poder. ¿Qué es un libro sin cartografía del poder? Nada, folios en blanco y sin sentido. Y sin la "derrota individual". ¿Quién puede leer algo que no se adentre en la derrota individual? Incomprendidos, estos de la Academia.

La Gaceta también se suma a la hipótesis, nunca probada, de que el premio se ha resistido "por el rechazo que producía en algunos el talante liberal del autor, un firme defensor del individuo sobre la colectividad, del liberalismo económico y de la estética racionalista".

Y como no hablar hoy del premio de Gala. Ay, que le han dado el Nobel también y no me había enterado, dirán. Pues no. Es que dedica la columna a un premio suyo. "Un premio que honra". "Me concedieron al principio de verano un premio. Se llama Ciudadano. Y a nadie que me conozca puede extrañar que me alegre recibirlo", dice. Y acaba diciendo que le alegró más que "otros de los 489 que me han dado". Ni palabra de Vargas Llosa. ¿Notan cierta pelusilla o soy una malpensada? Pues nada, felicidades por el premio, señor Gala.

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