Tras un Consejo de Ministros animado, probablemente, con un debate más intenso de lo habitual, María Teresa Fernández de la Vega ha anunciado, entre un buen número de medidas estrella contra la crisis, la aprobación de la nueva TDT de pago.
La decisión tiene un claro beneficiario y un aún más evidente perdedor: Mediapro y Prisa. Quizás por ello, buena parte de los esfuerzos de De la Vega han sido para justificar la aprobación de la medida ahora, y no dentro de unos meses.
La nueva TDT de pago nace, según ha anunciado la vicepresidenta, como real decreto ley, lo que implica necesariamente su paso por el Congreso, pero por la vía de urgencia: deberá ser aprobado en los 30 días siguientes a su publicación.
Según De la Vega, la razón de tanta prisa es la llegada del apagón analógico: “A poco más de seis meses del encendido digital, era urgente regular esta modalidad” para “impulsar su implantación”. Tras una explicación que convencía a pocos, la vicepresidenta añadía que esta medida “abre posibilidades de negocio a todos los operadores”.
De la Vega apuntó los operadores que deseen un canal de esta modalidad sólo tendrán que solicitarlo, y juzgó que con esta medida se “unifican” los distintos regímenes y concesiones televisivas y se crea una “igualdad de condiciones para todos”.
Tras las buenas palabras de su resumen del Consejo de Ministros, llegó el turno de las preguntas. Una periodista del Grupo Prisa le preguntó el por qué de la rapidez con la que el Gobierno ha aprobado el nuevo sistema si el Consejo de Estado recomendaba, en un informe, aprobarlo en el marco de la Ley General Audiovisual, entre otras cosas.
De la Vega alegó que dicho informe se refería a un “texto normativo” anterior y que el Gobierno le había dado en cierto modo la razón al tramitar la decisión mediante un decreto-ley y no mediante un real decreto, que no implicaba el paso por el Congreso. Según la vicepresidenta, las razones del anuncio, en pleno agosto, son de índole “técnica” y “económica”. Rechazó, cuando se le cuestionó sobre ello, que el inminente comienzo de la Liga tuviera algo que ver en todo esto. “No”, contestó, escueta, la vicepresidenta, al tiempo que insistía en que su Gobierno había considerado "conveniente adelantar" la llegada de la TDT de pago por razones técnicas, es decir, para impulsar la implantación de la televisión digital terrestre.
Las consecuencias de una polémica decisión
La llegada de la TDT de pago puede convulsionar aún más el sector audiovisual, sacudido ya con fuerza por la crisis y por rumores de fusiones que, hasta hace muy poco, tuvieron como protagonistas a la propia Mediapro y al grupo Prisa. Tras la ruptura de las negociaciones entre ambos grupos mediáticos, la productora de Roures se convertirá, tras el Consejo de Ministros de este jueves, en el principal rival de Prisa en el hasta ahora monopolizado mundo del fútbol de pago. Además, como ya apuntaba De la Vega, se abre la puerta al nacimiento de más competidores.
La decisión ha llegado en pleno verano tras meses de rumores y de presiones al Gobierno, según apuntaban distintos medios, de uno y otro lado. Con la medida, el Ejecutivo da un espaldarazo definitivo a la productora de Roures, que podrá rentabilizar así su enorme inversión en derechos deportivos.
Al tiempo, coloca a Prisa en una muy difícil situación, y eso ya se notaba este jueves en las portadas y en las ondas. El País incluía una noticia con el dictamen del Consejo de Estado sobre el real decreto de la TDT de pago que quedó finalmente aparcado y en el que se apuntaba que la reforma era “precipitada”. Mientras, CNN+ advertía que miles de descodificadores de TDT quedarían obsoletos.
El grupo Prisa anunció en su día que si llegaba a aprobarse, estaban dispuestos a llegar a los tribunales. La postura oficial del grupo es que no se oponen al nuevo sistema –de hecho, el grupo ya ha solicitado su propia licencia– y este miércoles pedían plazos razonables acordes con “la situación general del panorama audiovisual”. ¿Se reavivará ahora el “fuego amigo”?