Y en esos análisis quizá lo más llamativo es la posición de un El Mundo que se muestra cada vez más entusiasmado con un Rubalcaba al que ya prácticamente da un apoyo incondicional en la cuestión etarra, aunque para compensar intente molestarle con un tema que no deja de ser menor para la mayor parte de la opinión pública: las primarias del PSOE en Madrid y el papel del ministro en la "guerra sucia", dicho sea sin segundas, contra Tomás Gómez.
Así, el editorial del periódico de Unedisa es bastante claro defendiendo al ministro, que "está muy decepcionado – el pobre – con la izquierda abertzale y ha decidido cortar los puentes con sus dirigentes". Además, "en lo que llevamos de legislatura la estrategia del gobierno respecto a ETA ha sido, en general, acertada" y, agárrense, "hay que ser muy sectario para negar esta realidad".
Además, un largo artículo con espacio en portada nos cuenta como el Gobierno corta esos puentes con la izquierda abertzale... que el propio Gobierno niega una y otra vez que tan siquiera existan.
No es lo mismo que opina Regina Otaola en La Gaceta, tan crítica que si se descuida la van a llamar sectaria: "Como advirtió en su día Mayor Oreja el proceso nunca ha cesado y los acuerdos Gobierno – ETA – PNV firmados en Loyola se van cumpliendo paulatinamente por mucho que se escenifique ruptura entre las partes, confrontación o vías legales para acabar con ETA".
También sobre los terroristas y también en La Gaceta nos llaman la atención sobre un hecho cuanto menos llamativo: nadie del Ministerio del Interior se ha preocupado de interrogar al periodista de la BBC que no sólo ha tenido contacto con la banda (o con algún representante de ella) sino que lo ha publicitado a los cuatro vientos.
Por lo que se refiere a las imágenes de las portadas, como decíamos contrastan el demoledor Corbacho, que maza en mano arremete contra una pared como si fuera una estadística de paro sin maquillar en un acto de su recién iniciada campaña catalana; con la de un mucho más cariñoso Rajoy que le de da un abrazo al Apóstol Santiago, en una escena inmortalizada por los fotógrafos en la que destaca el parecido entre los rostros del matador de sarracenos y el líder opositor, si bien su grado de ferocidad es notoriamente dispar.
El día gráfico se completa con una gran imagen en las páginas dos y tres de La Razón en la que, en ese mismo periplo gallego de los populares, aparecen Rajoy, Camps y Gallardón, de lo más sonrientes. No, aunque podría darse el caso el pie de foto no es "que tres patas para un banco".
El País no apuesta por Rajoy o Corbacho, sino que intenta aprovechar el caso del profesor Neira para atacar a Aguirre, y le dedica una imagen a cuatro columnas. Pero eso, atacar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, ya es tan habitual que nos llama más la atención ver como el diario de Prisa nos brinda un artículo, por lo demás bastante insulso, de Antonio Basagoiti. ¡Qué lejanos los tiempos del boicot!
Artículo curioso también en El País el de Miguel Ángel Aguilar, que sin entrar en mayores disquisiciones políticas analiza desde el punto de vista lingüístico el comunicado de los etarras y llega a la conclusión de que... ¡podría haberse escrito en castellano! Si Sabino Arana levantase la cabeza...
Y para terminar Rosa Montero nos sorprende señalando los parecidos entre la policía argentina de los Kichner y los viejos grises del franquismo y, sí, ve en el régimen de Cristina y Néstor un alto nivel de "deterioro democrático". Cualquier día de estos los progres, y no lo decimos por Rosa Montero que en eso siempre ha sido una voz razonable, se darán cuenta de que las dictaduras también suelen ser de izquierdas.