Colea y lo que traerá la cinematográfica detención de Ripoll, motivo de nuevo enfrentamiento en los periódicos que ya han tomado partido y cada uno estira para un lado.
El País se dedica a desacreditar a la Justicia y le hace un traje al juez instructor. Se llama Carlos San Martín. ¿Le conocen? Pues se lo voy a presentar a través de la definición del diario de Prisa. "San Martín, un magistrado joven y alineado con la derecha". Dice de él que "no está adscrito a ninguna de las asociaciones profesionales, pero sí ha defendido posiciones de derechas en algunas de las juntas de jueces, según dicen algunos de sus compañeros", lo que le convierte en sospechoso de todo tipo de delitos y total falta de credibilidad para este periódico. Pero va más allá. "Es áspero en el trato, poco comunicativo y beligerante con las posiciones que defiende. Y pasa por ser, según jueces que le conocen, un hombre acomodaticio y dócil con el poder institucional". ¿A qué ya se coscan de qué va el asunto? Pobre San Martín, tan joven y ya objetivo de El País.
El Mundo, que resalta que Ripoll quedó en libertad sin fianza, dice que "la decisión del juez de ponerle en libertad deja en evidencia la desmesurada actuación de la Policía al detenerle durante 12 horas". Pero también señala que "Ripoll tendría que dimitir si la causa contra él acaba en juicio oral" y que "el PP debería proceder a una total renovación del partido en la Comunidad Valenciana". Por si acaso. Visto lo visto mejor no poner la mano en el fuego por nadie.
Federico Jiménez Losantos dice en su columna que el "salvajismo sectario del Gobierno" es de lo que se vale Rajoy para "hacer el vago o traicionar al electorado cautivo esperando que la ruina económica de España le lleve a la Moncloa". "El Gobierno ha cometido dos atrocidades y bosquejado un acierto". Como acierto, señala la ley de cajas. "Es de esperar que no se nos pongan bolcheviques los del PP el fin de semana, que es cuando mutan en loquiprogres". Las atrocidades, "las dos fechorías despóticas de Sebastián y Rubalcaba" por "la multa y agresión a Intereconomía, por la rosa, y la detención ilegal del jefe del PP en Alicante, por lo rojo". Dice Losantos que "Rubalcaba ha perpetrado tal cantidad de delitos que, si se detuviera a sí mismo (voltereta genial para culminar su carrera) y se llevara ante el juez, sólo saldría de la trena para ir a La Noria y cobrar la megapensión de archiministro y archibarrabás".
Público resalta que "el juez imputa a Ripoll cinco delitos y el PP habla de secuestro". Y un entrañable Ekaizer habla de un "error de Rubalcaba" por chivarse a Rajoy. "No debió Rubalcaba dar ese paso", porque la bondad de Rubalcaba, al que llama "ministro de lujo" sirvió al PP para "manipular en la plaza pública la operación judicial en marcha".
ABC no está de acuerdo con Público ni con El País, lo que tampoco es que nos deje boquiabiertos: "El juez desautoriza al fiscal y deja en liberta sin fianza a Ripoll". Dice en su editorial que "en España se ha instalado una práctica de la detención gubernativa en determinadas investigaciones de repercusión política". "Entre la intencionalidad política de una operación policial más propia de la lucha antiterrorista y las dudas más que justificadas sobre la legalidad de la detención de Ripoll, el gobierno socialista vuelve a demostrar que en la contienda contra el PP vale todo".
Y La Razón sí está de acuerdo con ABC, lo que tampoco es la noticia del día: "El juez desacredita al fiscal y deja libre sin fianza a Ripoll". En uno de sus puntazos, se refiere a la decisión del régimen castrista de excarcelar a 52 presos políticos. "No conviene maquillar la realidad" porque "estas personas han sido desterradas de la isla y emprenderán el camino del exilio".
La Gaceta está encantada con el hecho de que Cataluña se llene de banderas de España. "España barrió en Cataluña". Sobre el caso Ripoll, en El Billete de Genoveva dice que se trata de una "voladura de la Constitución" y un "homicidio civil, la muerte política decretada por el telediario".
Cuenta e ilustra la anécdota del saludo de La Reina a Puyol en paños menores. Y nunca mejor dicho lo de paño porque el pobre sólo llevaba una toalla liada a la cintura. "La Reina felicitó a Tarzán", titula.
