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El retrato de la "Pasionaria de Alcobendas" y la "noche oscura" que sufrirá España

Si ayer era Zapatero quien debía apartarse de los kioskos, hoy es su más que probable sustituto quien se lleva las críticas.

El tema de la sucesión de Zapatero, tan comentadísimo en los últimos tiempos, sigue coleando tras las revelaciones que una desconocida "garganta profunda" le dio a varios medios. Este viernes Hermann Tertsch apunta en ABC que podría tratarse de Ramón Jáuregui, pese a que el aludido se apresuró a respaldar a Zapatero cuando le preguntaron por ello los periodistas. Para Tertsch, lo que está claro es que este jueves, con el titular sobre los planes de colocar a Rubalcaba, "Zapatero quedó liquidado como el líder político del socialismo". En su opinión, "queda como el pato cojo que no se volverá a presentar". Pero no porque no quiera, sino "porque no le dejan".

Las elucubraciones sobre el actual vicepresidente se suceden en toda la prensa y ocupan a varios columnistas. Federico Jiménez Losantos le retrata en El Mundo como "el señor de las moscas, pero de esas moscas azules que descubren a los muertos y empiezan a devorárselo casi antes de que se enfríen". En su opinión, la "conjura contra Zapatero se sienta en el Consejo de Ministros" y no deja de engrosar las filas del PSOE por el "pavor a las municipales y autonómicas". A Salvador Sostres le aterra la posibilidad más que clara de que Rubalcaba sea candidato. También en El Mundo, apunta que "no es de extrañar" que se fijen en el dirigente felipista en un partido "siempre siniestro, siempre equivocado". Recuerda el columnista que Rubalcaba fue "el pedazo de trapo que usó Felipe González para hacer ver que no se ensuciaba las manos". Y ve en su probable elección un síntoma de lo que le ocurre a nuestro país: "Si uno de los grandes partidos tiene todavía la tentación de presentar a un candidato tan turbio y alejado de cualquier idea de la decencia, significa que España tiene un problema estructural". Que se presente a las elecciones es, advierte, "proclamar la noche oscura del alba".

Pero no todo son negros augurios en la prensa. En El País, Luis R. Aizpeolea trata de rescatar a Zapatero en las mismas páginas donde se le ha dado más que finiquitado por algunos de sus compañeros de la sección de opinión. Dice el periodista, ilusionadísimo ante el pacto de las pensiones que ahora analizaremos, que en el entorno de Zapatero se ve el acuerdo como "el más importante logrado desde los pactos de la Moncloa de 1979". Y que incluso que el PSOE "aborda ahora en mejores condiciones unas complicadas elecciones municipales". En Público, mientras, no debieron de escuchar ayer a Manuel Chaves hablando ya en pasado del presidente del Gobierno y se resisten a dar a Zapatero por perdido. Se limitan a apuntar que el PSOE ha vuelto a "liarse" con la sucesión y citan fuentes de Moncloa que dicen que Zapatero "aún no ha tomado la decisión" y que todo se reduce "al carácter lenguaraz del informante". En El Mundo, llevan el "lapsus" de Chaves al editorial: "Revela hasta qué punto la vieja guardia del PSOE es partidaria de que le sustituya Rubalcaba".

Rumorología aparte, las portadas están tomadas por el acuerdo de las pensiones. Hay visiones para todos los gustos: desde la euforia de El País, que lleva el editorial a la portada y habla de "éxito político" a la decepción de Público con esos sindicatos que tanto ha defendido. Isaac Rosa se pregunta por qué "aceptaron este regateo" y Juan Carlos Escudier constata que "han hecho lo que han podido, dada su increíble fuerza menguante". Coinciden en apuntar que aunque "vistan la reforma como la vistan, es un recorte de derechos y gordo". En ABC, mientras, el titular principal es un número: los 38,5 años que habrá que cotizar para jubilarse a los 65 con la pensión íntegra. Debajo, un agorero "Cotización perpetua". En La Gaceta hablan directamente de "misión imposible".

Entre tanto rumor y noticia económica, la prensa rosa se cuela en alguna columna. Alfonso Ussía, en La Razón, aparta la actualidad política para ironizar, y mucho, con el lujoso parto de Penélope Cruz. Llama a la actriz "la Pasionaria de Alcobendas" y se pregunta por qué no se han ido a Cuba. "Tiempo habrá para levantar el puño, protestar contra el Gobierno del PP, llamar asesinos a sus dirigentes", dice. "El glamour rojo", afirma, "también existe".

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