Menú
numerología y lotería

La Cábala de Rutilio Benincassa

Una cábala muy famosa es la de Rutilio Benincassa, compuesta en el siglo XVI, cuya primera edición fue publicada en Nápoles, en 1593.

Una cábala muy famosa es la de Rutilio Benincassa, compuesta en el siglo XVI, cuya primera edición fue publicada en Nápoles, en 1593.

En español fue publicada en Madrid, en 1860, con el título, Tratado o norte para jugar con racionalidad y con la mayor seguridad en el Real Juego de la Lotería, aunque esta edición no reproduce el original completo, sino simplemente la parte referida a las tablas periódicas empleadas para escoger los números a los que se debe apostar en el juego de la Lotería.

La edición italiana, titulada Almanacco perpetuo, es un texto larguísimo y muy curioso por la enorme cantidad de nociones que trasmite. Se trata de una verdadera suma del conocimiento científico y de las creencias populares del siglo XVI. No es fácil dar, en pocas líneas, una idea de su contenido ya que, además de su extensión, los temas tratados son muy dispares incluyendo, por ejemplo, nociones de astrología, geografía, cosmografía, aritmética, geometría, anatomía o navegación, tablas para calcular la fase lunar y sus efectos sobre el tiempo atmosférico, la cronología de todos los acontecimientos históricos desde la creación del mundo, el efecto de los astros sobre la agricultura o las mencionadas tablas lotéricas que nos interesan.

Lo cierto es que las tablas de Rutilio gozaron de gran popularidad entre los aficionados al juego de la Lotería, tal y como lo demuestran las referencias que aparecen, por ejemplo, en el sainete anónimo publicado en 1791, donde uno de los protagonistas se jacta de haber descubierto la piedra filosofal de Rutilio. La reproducción de las tablas también aparece en el libro Novísimo arte de jugar a la Lotería, publicado en 1844, o en la mención de El Enano a la cábala de Rutilio, en 1851, ante la gran expectación generada por el sorteo de Navidad.

En esencia, la cábala de Rutilio se compone de 19 tablas periódicas a partir de las cuales se localizan los números ganadores. El autor pretendía convencer de que su método era infalible para ganar en la Lotería. Según él, las tablas eran enigmáticas y en los mismos enigmas se encerraban los números buscados, pero para encontrarlos el jugador debía comprender las tablas.

El autor aseguraba que su método era el más racional para jugar y que sus tablas eran seguras y exactas para acertar en la suerte. Al final del texto el autor reprendió a aquellos que “dicen ser una casualidad el que salgan los cinco números”. El argumento de Benincassa se basa en la idea de que si todo está sometido a reglas, parecería ignorante suponer que la Lotería no lo estuviera. Por tanto, aseguró que su regla era infalible, aunque advirtió que era necesario abrir bien los ojos para entender su método.

Los conservadores de la Biblioteca Nacional reprodujeron indebidamente la mitad inferior del gráfico, pues ésta había perecido en las bodegas de la Institución.  El celo de los conservadores suplió la memoria.  Benincassa, de apellido indudablemente judío y mallorquín, aunque no conste en la relación de apellidos chuetas que cobija la catedral de Palma de Mallorca, dejó escrito en algún sitio la cábala completa.

Solamente la ambición material de quienes trabajaban con Menéndez Pelayo en la Biblioteca Nacional, cuando disponía la historia de los heterodoxos españoles, dio fin al saber de cómo traer consigo el acierto y la fortuna.  Dice Menéndez Pelayo que nunca llegó a tal sufrimiento cuando advirtió que sus aventuras bibliotecarias habían confinado al azar la Cábala de Benincassa.

En Sociedad

    0
    comentarios