Yo lo que no entiendo es que papá tenga que pagar los gastos por las desgracias de otros y sin embargo si que esta obligado a pagar los gastos por las desgracias mías. Asi como llevarme a Houston o Rochester si a mi o a mi familia les sucediese alguna enfermedad o desgracia rara. A los demás no, por que no iba a haber para mi si tiene que pagar a todos. Yo soy muy progresista eh!.
Totalmente de acuerdo, loboe y clemt. Pero es que es peor todavía: la petición no se hace al Papá Estado, sino a Papá Zapatero. ¿Dónde está situado políticamente este país que hay gente que lo fía todo en la voluntad del Gran Líder?
Totalmente de acuerdo con clemt y loboe.
Por supuesto, perder a un allegado es siempre una tragedia, y si esta pérdida es inesperada y debida a un accidente, el dolor es mayor si cabe, pero dicho esto, y manifestadas mis condolencias, creo que la petición de la familia, aunque comprensible, forma parte de esa paranoia colectiva en la que estamos instalados y de la que ya existen antecedentes.
Para los que somos, o hemos sido, aficionados al buceo, el Mar Rojo, junto a Maldivas, Seichelles y otros destinos exóticos, forman parte de eso que podríamos llamar los "paraísos del buceo", solo al alcance de unos pocos privilegiados. También han sido destinos de privilegiados y culos inquietos, las expediciones llamadas "de aventura", como la que tristemente les costó la vida a unos catalanes -en Yemen si la memoria no me falla-.
Claro que una cosa es hacer lo que queramos con nuestro dinero y otra es que papá estado. Osea, todos los demás curritos, que tenemos que conformarnos con que a la vuelta nos pongan los dientes largos con las narraciones del viaje y sufrir el martirio de sus fotos y vídeos, tengamos que pagar los platos rotos si algo se tuerce.
En la mayoría de países civilizados, cuando deseas practicar algún deporte o actividad de mínimo riesgo, te invitan a hacerte un seguro que cubra los costos de repatriación, rescate, etc. Sin embargo, los expañolitos, que por lo visto somos los nuevos ricos del club de golf, podemos andar con total descuido de esas minucias, porque tenemos las espaldas bien cubiertas -no hay nada como ser hijo de papá rico-, así que podemos practicar parapente en el río Colorado, pescar truchas en el Yukón -o atunes, ya me entienden- o hacer piruetas al borde del Vesubio sin la más mínima preocupación.
Todavía están frescas las noticias del desgraciado accidente que costó la vida a unos cuantos pescadores de Barbate -creo recordar-. Aunque parece que el hundimiento se debió a un golpe de mar sobre una embarcación mal estibada, que traía las capturas de otro u otros pesqueros, los familiares exigieron y de muy mala forma por cierto, que "papá" pusiera todos los medios, ya fuesen normales o extraordinarios para rescatar los cuerpos sin reparar en gastos.
Con aquellos antecedentes, Barbate, Yemen, Somalia, etc. la verdad es que no veo porqué, si cualquiera de mis parientes o yo mismo sufriéramos una rara enfermedad, "papá" no deba rascarse el bolsillo y mandarnos a Houston o a Rochester en un avión medicalizado -sitios donde por cierto, se mueren los magnates de medio mundo, aunque recibiendo las atenciones más exóticas y costosas-. Por supuesto, no es mi incumbencia si a la Sanidad Pública no le llega la camisa al cuerpo y tiene que atender las urgencias hasta en los pasillos.
En fin señores, no quiero extenderme más sobre el tema ni abusar de su precioso tiempo. Tampoco cansarles con las divagaciones de un señor que además de algo mayor y "rarito", parece ser poco solidario con sus semejantes a los que cada vez entiendo menos ¿O será al contrario?
No entiendo por que, con el dinero de todos, hay que hacerse cargo de las desgracias de todo aquel que sale por el mundo a correr aventuras.
Contraten un seguro o buceen en las piscina municipal.
Con lo que cuesta mandar allí un submarino con toda la parafernalia, se le puede solucionar el problema a 100 familias de las que van a perder su vivienda por no poder pagar la hipoteca. Comprendo a las familias pero deben tener un poco de solidaridad tambien.