El conocido cantautor Lluis Llach, retirado de la música desde hace algún tiempo, pasó por el programa de la televisión catalana El Matins para presentar su nueva fundación, con la que trata de ayudar a una comunidad de pescadores de Senegal proporcionándoles recursos educativos y también pateras con las que dedicarse a la pesca.
Sin embargo, además de sobre su fundación y sobre la interesante labor que ésta está desarrollando, Lluis Llach habló y mucho de política, tocando diversos temas como la decepción de la izquierda y, por supuesto, el independentismo catalán.
Respecto de lo primero se declaró "decepcionado" por una izquierda que ha "renunciado a hacer la gran transformación y se ha convertido en un gestor, en la mayor parte de las ocasiones mediocre, de un sistema de derechas". Lo más llamativo, sin embargo, fue su opinión sobre Felipe González, al que no dudó en calificar como "uno de los peores políticos que ha habido en el mundo".
Un "camino vallado"
De ahí el tema pasó con naturalidad a la situación en la Cataluña actual, que Llach describió con buenas dosis de pesimismo: Los países, cuando son países de verdad, tienen cuerpo y alma, en este [en referencia a Cataluña] ahora el alma está apaleada y el cuerpo postrado". Y es que según el cantautor "los últimos seis o siete años han dejado un poso de frustración", lo que ha llevado a que "todos, como individuo o como colectivo, estemos empezando a pensar en otras cosas".
En este sentido abogó porque Artur Mas "haga camino por Europa", algo que consideró "primordial" porque "el camino de España está vallado de cara a nuestra realización como colectivo", es más, según Llach "está definitivamente vallado".
El gran problema para el cantautor es "después de todo lo que ha pasado desde la segunda república y la transición España no ha sido capaz de hacer un ejercicio de aprendizaje de cual es su verdadera conformación" lo que provoca el consiguiente hartazgo de los independentistas catalanes, que al parecer son los que sí saben sobre España. Además, nos vamos a quedar con las ganas de que nos enseñen: "Yo ya no tengo tiempo para hacer pedagogía".
Así que ahora, según Llach a los catalanes "nos conviene entender el camino". Un camino que él tiene bastante claro: "Yo no he sido nunca un independentista radical porque venía del anarquismo y eso de los estados me hacía bastante la puñeta... pero por el camino español la soberanía no es posible, ya no digo la independencia, sino la soberanía".
Un camino que sí se recorre para algunas cosas
Sin embargo, después de todas sus críticas al "camino español" a Llach no le costó reconocer que sí había recorrido ese camino para inscribir su fundación en el registro correspondiente de Madrid: "Ser un solidario catalán cuesta el doble que ser un solidario en Madrid", tal y como explicó el propio Llach, "la Generalidad te obliga a bloquear cinco millones de pesetas en una cuenta, mientras que en Madrid solo tienes que poner uno y pico".
Así, el cantante tiene claro que "prefiero tener una barca alimentando una familia", en referencia a las pateras que su fundación entrega a los pescadores senegaleses, que "tener cinco millones paralizados".
Es más, Llach aseguró que "es una vergüenza" que los "solidarios catalanes" tengan que pagar este precio "por cuestiones milletianas con las que yo no tengo nada que ver", afirmó en referencia a los escándalos del Palau de la Música que han surgido en los últimos años y que al parecer han causado este cambio normativo.
Críticas de Pilar Rahola
Poco después y en el mismo programa Pilar Rahola criticaba agriamente la actitud de Llach, tal y como contaba el periódico e-notícies: "No entiendo nada porque antes Llach había hablado de que España no sirve para nada, de que es una vía muerta y de que viva la independencia, cosa con la que coincido, pero si no me gusta la ley me voy a Madrid. ¡Qué bonito!"
A partir de ahí, y pese a los denodados esfuerzos del presentador del programa, Rahola se mantuvo en su crítica a la incoherencia de Llach: "Es que eso es la autonomía, esa es la soberanía de un pueblo, incluso hacer cosas que no te gustan".
De hecho, la decisión de Llach, que pese a todo tiene su fundación radicada en una dirección de Barcelona y con un número de teléfono de dicha provincia, ha despertado una agria polémica en Cataluña, donde incluso le ha valido las críticas de algunos responsables políticos.